El matrado animal y nuestra concepción de mundo
Mauricio Jiménez Soto (*)drmjimenezsoto@hotmail.com
En el año 2002, participé como conferencista en el primer Taller contra la Crueldad Animal del Centro para la Conciencia de la Tierra, organizado por Karen Hoad. Ahí expuse algunos casos atendidos en mis primeros años de trabajo social con la Universidad Nacional.
Entonces se discutieron medidas y se determinó que una de las principales causas del maltrato animal era la educación. A pesar de participar entidades gubernamentales, los cambios esperados no fueron los determinantes en una sociedad donde aún los medios de comunicación no tenían la conciencia para generar un cambio contra el maltrato y la crueldad animal.
Hoy, el aumento en la cantidad de organizaciones protectoras, la concientización de la sociedad, la atención de los medios de comunicación a este tema, así como un compromiso de campañas del gobierno, han hecho que tengamos un ambiente propicio para iniciar un cambio real que contribuya al mejoramiento de nuestros valores como ciudadanos de un país de derechos.
En el marco de una conferencia internacional, intercambié criterios con el Dr. Manuel López de la Universidad Autónoma de Barcelona, hoy integrante del comité de ética y bienestar animal de dicha universidad, quien me comentó que en la Comunidad Económica Europea se aplica una disposición conocida como welfare (en nuestro idioma bienestar animal) que incluye toda la regulación y determinación de faltas contra los animales. Según dicha regulación, toda mascota debe tener un chip, y las municipalidades o gobiernos locales cobran y reciben el dinero de multas, luego invierten ese dinero para controlar la población por medio de castraciones y colocar animales en refugios u otros centros; se fomentan campañas de educación, concientización y apoyo.
Además, se establecieron medidas para animales de producción. Se dio un tiempo aproximado de 10 años para lograr los cambios requeridos en los sistemas de producción e incluso la misma comunidad prevé cambios en ciertos sistemas de producción, gracias a un programa de créditos con bajos intereses.
Es claro que el mercado internacional va dirigido a consumir bienes de origen animal producidos mediante métodos que respetan el bienestar animal. Al respecto, me parece relevante la opinión de la Dra. Sussan Osorio, quien actualmente trabaja como profesor asistente en un hospital de los Estados Unidos de Norteamérica, cuando afirma que “toda legislación o programa regulador no debe ser solamente punitivo, sino que debe conllevar un programa de educación y entrenamiento”. Lo anterior implica educación a la sociedad y dueños de animales; entrenamiento a todo personal involucrado con animales, desde la industria agropecuaria hasta la industria farmacéutica, pasando por criadores de cualquier especie (menor o mayor), técnicos de laboratorio, mataderos, estudiantes y profesionales involucrados en la investigación. Cada sector debe someterse a un entrenamiento o educación adaptada a la actividad. Es el momento de dar el paso y transformar la sociedad costarricense y con ello su conciencia por el respeto hacia la vida y los derechos de los seres con los cuales compartimos este planeta.
(*) Médico, Escuela Medicina Veterinaria-UNA