Caída del precio del petróleo: oportunidad y desafío
Donald Miranda (*)donald.miranda.montes@una.cr
Como sabemos, la caída en los precios internacionales del petróleo no solo es atribuible a los desequilibrios en el mercado, producto de un exceso de oferta ocasionado por una desaceleración de la demanda, sino también podemos adicionarle el factor geopolítico.
La desaceleración de la demanda global está relacionada por un menor crecimiento mundial, sobre todo por la desaceleración en el crecimiento de China, principal consumidor de este tipo de materia prima y la zona euro. Con respecto al tema geopolítico, recordemos que Estados Unidos ha venido ganando participación de mercado en la producción de petróleo, ubicándose este 2015 como el principal productor de petróleo del mundo, logrando así una ventaja competitiva en la producción de petróleo.
Esta ventaja competitiva en la producción de petróleo los Estados Unidos la ha logrado a través del uso de la técnica extractiva llamada fracturación hidráulica o petróleo de esquisto (fracking en inglés), que ha revolucionado el mercado de los hidrocarburos y la cual se ha convertido en la forma de alcanzar independencia energética.
Lo anterior ha provocado que la producción de petróleo se incremente, sin significar necesariamente un nuevo renacer de la producción de petróleo, sobre todo pensando en la sostenibilidad de la técnica, la cual presenta serias resistencias por parte de grupos ambientalistas, y posible agotamiento de la fuente.
La situación descrita ha provocado una fuerte reacción por parte de los países de Oriente Medio que lo que buscan es mantener la hegemonía en la producción de petróleo y para ello han promovido competir en el mercado internacional de petróleo vía precios; es decir, estamos observando un comportamiento distorsionado típico en comercio internacional de empresas, en este caso entre países productores.
Para Arabia Saudita, competir bajo esta estrategia en el mercado internacional de petróleo es posible debido a las reservas de petróleo que le permite vivir mayor tiempo con precios por debajo de lo financieramente rentable en comparación con otros países. Lo que vemos claramente es la intención de eliminar el fuerte competidor compitiendo vía precios.
La coyuntura internacional actual indudablemente trae beneficios financieros, económicos y sociales para los importadores netos de petróleo como la economía costarricense, en detrimento de la sostenibilidad ambiental por el uso de esta fuente de energía contaminante.
Estos beneficios se ven reflejados en las cuentas nacionales, la balanza de pagos y particularmente en la balanza comercial que podemos resumir en la disminución de la factura por petróleo que debe incurrir el país. La disminución en el precio internacional ceteris paribus provoca una disminución en los precios de los bienes que utilizan intensivamente este factor.
Si esta coyuntura de precios bajos se mantiene o, como se ha pronosticado un crecimiento lento, es de esperar que continuemos pagando una factura por importación inferior a lo que habitualmente se paga por este concepto.
Esta reducción en la factura de importación nos hace pensar en la posibilidad de posponer los beneficios de corto plazo y repensar los requerimientos en materia de política energética que el país requiere no solo para reducir la vulnerabilidad ante la volatilidad de los precios sino para contribuir a la sostenibilidad ambiental a través del uso de fuentes alternativas amigables con el ambiente.
Esta reducción en los precios internacionales liberaría recursos, en nuestro caso no tan significativos por los efectos rezagos y la regulación de precios; sin embargo, recursos adicionales al fin. Estos recursos en nuestra economía podrían venir a invertirse para el cumplimiento de objetivos sociales y/o crear mecanismos innovadores para la producción de energías limpias. Esta decisión no está en nuestras manos, sino más bien es una decisión país.
Académico. CINPE-UNA