Crowdfunding:
Desconocidos invirtiendo en desconocidos
Gerardo Zamora Bolaños / CAMPUSgzamorab@una.cr
El crowdfunding se define como el financiamiento colectivo por internet: un emprendedor promociona su idea en redes sociales; es solo eso: una idea, aunque bien fundamentada. Del otro lado, inversionistas desconocidos creen en la iniciativa e invertirán en ella. “El crowdfunding relaciona a personas con dinero y personas con ideas; es decir, no es una recolecta de dinero sino una recolecta de gente, todo depende de las capacidades del emprendedor para enamorar al público, así como de la seriedad de su producto, pese a que esté solo en el papel”, explica Juan Carlos Arce, máster en Gestión de la Innovación Tecnológica de la Universidad Nacional (UNA).
Los inversionistas se aventuran a financiar un sueño a través de distintas modalidades; eso sí, asumiendo que el proyecto va a ser una realidad: el préstamo con un retorno de intereses, el préstamo con la participación accionaria en el futuro producto, la compra anticipada del potencial bien, la donación a cambio de una recompensa simbólica, un pequeño obsequio por ejemplo, y la donación pura. En cualquiera de los escenarios, el principio de confianza será vital: “es confiar en extraños y confiar en ideas sin materializar”, agrega Arce.
En su intento por favorecer en Costa Rica el desarrollo de este novedoso concepto, y de paso optar por su maestría en la UNA, Juan Carlos Arce diseñó una plataforma de aprendizaje que permita a los usuarios conocer el mundo del crowdfunding. “En mi tesis me di cuenta de que Costa Rica muestra un rezago importante en esta temática. La plataforma www.wikicrowd.org es una guía que busca potenciar su crecimiento en nuestro país. Allí se analizan desde los conceptos básicos, cómo hacer una campaña promocional de un producto en Internet, hasta regulaciones de tipo legal, propiedad intelectual, por ejemplo”.
El crecimiento del crowdfunding en el mundo ha sido exponencial. Según cifras del Banco Mundial, en el 2015 el crowdfunding significará movimientos por 34 400 millones de dólares; las industrias que más lo utilizan son el cine, la tecnología, los proyectos de responsabilidad social y el arte.