La voz crítica a través del arte
Laura Ortiz C./CAMPUS |
En agosto anterior, la Cámara de Diputados de Brasil aprobó una propuesta que establece a las artes visuales, la danza, el teatro y la música como asignaturas obligatorias, y no solo esta última como estaba estipulado.
Si bien en el país estamos lejos de una propuesta similar, y solo la música se incluye en primaria y secundaria, el Ministerio de Educación Pública hace importantes esfuerzos desde 1976 con el desarrollo del Festival Estudiantil de las Artes, antes llamado Costa Rica Joven, el cual hoy convoca a miles de niños y jóvenes para que expresen, a través de las artes, sentimientos e inquietudes, y visualicen proyectos individuales y colectivos donde se conciba la diversidad y multiculturalidad que nos rodea.
Observar el esfuerzo y entusiasmo que cada participante manifiesta en este acto estudiantil es sinónimo del deseo y la necesidad de cada uno de ellos de expresar su voz y ser escuchados como parte crítica de la sociedad.
Una educación integral, además de las ciencias y el humanismo, debería contemplar la enseñanza artística, capaz de formar la mirada y educar el oído para apreciar y desarrollar a través de ella un pensamiento más crítico, y una mayor sensibilidad para actuar con actitud mediadora como ciudadanos.
Y para quienes no tuvieron la ocasión de ese contacto temprano con las artes, es la misma Universidad la que le ofrece una oportunidad para aprender con su familia: este mes usted podrá disfrutar de las funciones de la obra El pájaro azul: en busca de la felicidad, una propuesta de la Escuela de Arte Escénico que se enmarca en el rescate de valores y una mirada esperanzadora hacia la niñez; el concierto El hombre armado: una misa para la paz, es el resultado de dos escuelas de música que se unen para hacer una fuerte crítica a la situación sociopolítica que tantas muertes ocasiona en el mundo; asimismo, los estudiantes de la Escuela de Música presentan sus recitales de graduación, abiertos al público y con entrada gratuita, y finalmente, Phillipp Anaskin, de la Escuela de Arte Escénico, posee una colección de pinturas –trabajo final de graduación– que conforman No lugar, un interesante viaje desde la mirada de un migrante.
¡Acérquese, viva el arte!, apreciar, comprender, expresar y disfrutar del arte aporta al desarrollo de nuestra identidad y fomenta la cultura crítica nacional.