El paso al más allá
Una exploración creativa que involucra una investigación socio-histórica, músico-etnográfica y creativo-artística se describe en los rituales precolombinos y coloniales del proyecto performático “Canto fúnebre”.Laura Ortiz C./CAMPUS
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“Yo conversé con Juan José Carazo, director musical de la Cimarrona Original Domingueña y me contó que en su repertorio tenía 25 marchas fúnebres de autores costarricenses y heredianos, que algunas veces eran parte de su repertorio. Estas marchas, por lo general, solo las escuchamos en Semana Santa porque es el espacio que se les ha destinado en la cultura, pero nos dimos cuenta que esa era solo una parte de la historia, y por eso quisimos investigar más e involucrar la parte precolombina porque son dos ejes que parecen distintos pero que en algunas partes convergen; quisimos hablar de eso tan cotidiano, tan misterioso, tan poco conocido y que a veces nos parece tan lejano y de ahí nace Canto fúnebre, comentó Nandayure Harley, directora artística.
Los rituales
El concepto de la muerte ha cambiado a lo largo de la historia, de acuerdo con Enid Zúñiga, investigadora del Cidea-UNA; el tratamiento de la muerte desde la concepción de los pueblos originarios gira en torno al movimiento de la naturaleza y sus ciclos.
“Para los pueblos originarios, el proceso ceremonial se encontraba en un punto entre lo cotidiano y lo divino, a través de instrumentos confeccionados a partir de la naturaleza. Además, intervenían ‘objetos rituales’ como vasijas con rostros humanos, máscaras funerarias y la figura del Chamán como conductor del alma del difunto”, explicó.
Zúñiga detalló también el ritual colonial. “Dentro del patrimonio cultural costarricense existe un rico y amplio repertorio de música que autores nacionales han creado a partir de ritos fúnebres y religiosos que se practican en Costa Rica y que están íntimamente ligados con las creencias religiosas de nuestro pueblo, heredado de la cultura española dominante de años atrás. Ritos fúnebres, música, celebraciones, pintura y arte religioso que está presente en la vida cotidiana con el dinamismo propio que los identifica”.
Para Harley, en ambos ejes temáticos se proyecta la ritualidad. “El espectador podrá ver cómo los seres míticos son los llamados a convocar a las grandes ceremonias, donde los cuerpos se acompañaban de utensilios y hasta esclavos porque les servirían en el más allá, una ceremonia de júbilo donde todos eran bienvenidos y se comía a más no poder. Por el otro lado, veremos un dolor más marcado, el significado del mármol inspirado en la iglesia de San Joaquín de Flores y cómo la gestualidad es fundamental en escena”.
Además de la participación de la Cimarrona Original Domingueña, en la musicalización del espectáculo participa el académico Isaac Morera, de la Escuela de Música de la UNA.
“La música indígena nuestra está invisibilizada pero hemos logrado recopilar algunos toques y comportamientos tanto rituales como festivos; también hemos usado música maya de un festival indígena al que asistimos en Cancún; esto con el objetivo de reconstruir el comportamiento orquestal que evidentemente hubo y se expresa con grabados, donde vemos orquestas de ocarinas, tambores, palmas y hasta la voz. Lo que tratamos es de reconstruir ese legado que tenemos adormecido para traerlo hasta nuestra cotidianidad”.
De acuerdo con Arnoldo Ramos, académico de la Escuela de Arte Escénico, este es un proyecto con una visión actual. “Cuando uno empieza a investigar se encuentra con mucha información, y no solo es el cruce del cuerpo al más allá, empezamos a ver también la muerte de ciclos, de grupos, de cómo fueron asesinados los ritos; esto nos lleva a pensar en hacia dónde va nuestra historia y en cómo queremos que sea”.
“Nosotros como artistas no estamos haciendo un trabajo antropológico, ni museológico ni arqueológico, sino que usamos la historia y toda esta información como punto de partida para la creación; nos damos nuestras licencias pero con gran respeto y fundamento en verdades innegables de nuestra historia y hacemos una reflexión de si es nuestro país al que estamos enterrando y hacia dónde vamos después de la muerte”, puntualizó Harley.
Canto fúnebre es un espectáculo gratuito que se presenta el 17 y 18 de octubre, a las 5:30 p. m., en el Museo de Jade en San José; 24 y 25, a las 7 p. m., en el Centro Cultural Herediano Omar Dengo y 31 de octubre y 1 de noviembre, también a las 7 p. m., en el parqueo del Cidea-UNA.