40 Festival Internacional de Cine LGBT de San Francisco

El cine expone tanto el amor diverso como el odio empecinado

Gabriel González-Vega (*) para CAMPUS
gabriel.gonzalez.vega@una.cr

Regresé a San Francisco (en mayo había recorrido el magno 59 Festival Internacional de Cine de esa acogedora ciudad, saboreando vigorosas denuncias y novedosas propuestas), invitado a la celebración de las cuatro décadas de Frameline y sus estupendos audiovisuales sobre la diversidad sexual; faceta de la universal diversidad como eje de la vida (nombre que por cierto le otorgué del Congreso de Humanidades del CEG hace una década). En la naturaleza lo normal es ser distinto. Hacia esto debiera volver (cfr. Freud) nuestra especie de homínido, la única de las veintitantas que aún sobrevive (en ocasión del espléndido Festival de Cine Latino de Chicago nos maravillamos en el Museo Field de Historia Natural con la esmerada exposición de ese proceso evolutivo que enerva a las hordas republicanas enemigas de las ciencias). Máxime que el creciente desarrollo y transformación de las fuerzas productivas (cfr. Marcuse) nos libera del marco tribal que innecesariamente sigue imponiéndose debido a la avaricia y necrofilia que arrasan con el planeta, ese anverso de la vida que bien han revelado los Adorno, Fromm, Habermas, Bauman, y todos los que se atreven a pensar en este espeso laberinto de dogmas y estulticia que se nos impone desde las guaridas del poder a izquierda y derecha.

Disfruté de 30 audiovisuales de una oferta de 155, provenientes de 24 países, con ese público siempre tan comprometido y gozoso, que además se levanta valiente a defender sus derechos, amenazados brutalmente por un megalómano al frente de un partido reaccionario y degenerado que manipula, en beneficio de una élite plutocrática, masas de ignorantes cebadas con prejuicios y fobias. El mundo está en vilo; el arte, con su belleza y lucidez, educa y alienta frente al horror vociferante.

Testimonio fílmico de una decisiva batalla electoral en los Estados Unidos. Hoy el mundo se divide entre la libertad como vivencia y la opresión como sistema.

El tiempo nutrió una entrañable retrospectiva, Flashback 1977: Frameline's Founding Year recuerda el modesto origen de un evento contestatario, ahora el mejor del mundo, que proyectaba cortos en súper 8 m.m. en una sábana, para puñados de entusiastas, entre ellos el legendario concejal Harvey Milk, asesinado junto al alcalde George Moscone por un colega homofóbico. Un cineforo emotivo con el fundador Mark Huestis recordó el proceso aún vigente para librarse del yugo autoritario. Ese año también se realizó el seminal Gay USA que identificó las primeras marchas. Por cierto, en Costa Rica, ese fue el año de la Sala Garbo, un proyecto comercial dedicado al cine alternativo y de alta calidad (encabezado por el admirable Nicholas Baker) y el del Movimiento de Cinematografía Diálogo que tuve el gusto de fundar con el puro afán de ver buen cine, el que llevamos por todo el país durante tres décadas.

Volvimos a disfrutar de dos clásicos: El closet de celuloide, sagaz investigación del apreciado Vitto Russo que expone la pavorosa sexofobia del cine Hollywoodense, limitada mas aun vigente. Censura que destrozaba las obras aún antes de filmarse y le imponía al público una visión radicalmente falsa e injusta de la realidad. Éste es un filme (y libro) indispensable para comprender la dominación ideológica. Y el hermoso y audaz Lenguas desatadas, obra maestra del laureado afrodescendiente Marlon Riggs sobre la atroz mezcla de racismo y homofobia. Pese a ganar la Berlinale como Documental (1990) y otros galardones, ésta conmovedora y brillante reflexión poética (de una sagacidad deslumbrante) fue acusada de pornográfica, y marginada como las nobles víctimas cuyo destino esclarece. Frameline, que también produce y distribuye, logró salvarla del olvido y Tongues Untied sigue iluminando conciencias en la oscuridad de la ignorancia rampante. Por cierto, el intensa plano secuencia París 05:59 Theo y Hugo sí combina porno y arte de manera magistral y muy discutible; a diferencia de la estupenda y recatada Quand on a 17 ans, dos joyas narrativas (aclamadas ambas).

Viviendo con Orgullo: Ruth C Ellis @100 me cautivó. Se deleita con una mujer pequeñita y pizpireta de 99 años: una negra todo sonrisas y energía, pese al machismo, el racismo y la lesbofobia qué carga!!- con espíritu inquebrantable y una bondad contagiosa. Otra Rosa Parks. Ejemplo de vida digna y decente, no como los fariseos de nuestra politiquería, mercaderes de la fe que predican el odio o como los evangélicos USA que con cinismo monstruoso ungen a Trump de cristiano e impulsan su neofascismo con ferocidad. Si bien no llegué a verlo, Her Story, biografía de Hillary Clinton, nos recuerda que en la coyuntura actual la candidata demócrata -ya aliada con Sanders- es la única opción para detener el tsunami republicano. El gobierno del extraordinario Obama fue crucial para mejorar el mundo de las mujeres, los diversos por etnia o sexualidad, los inmigrantes, los pobres, pese a la abyecta oposición que sufrió. Ahora todos ellos enfrentan la terrible amenaza de este Hitler mediático. Por eso la gente LGBT apoya con fervor la plataforma demócrata.

La sugestiva Te prometo anarquía del audaz Julio Hernández, recuento de amores rudos de patineteros en un Méjico sucio y violento, ya se le había alabado durante el por demás bochornoso Festival Ícaro en Antigua Guatemala. Él está por rodar Tarde en Costa Rica con Natalia Arias y Adriana Álvarez (notables actrices y queridas amigas a partir de Gestación y Presos, confieso). Tampoco faltó el genial relato venezolano Desde allá (que guarda analogías con la estremecedora La virgen de los sicarios de Colombia) y la dolorosa y verídica chilena historia de tortura y asesinato homofóbico Nunca vas a estar solo que dejó al público estupefacto. Así como el recuerdo de Upstairs Inferno, otro asesinato en masa como el de Orlando (Nueva Orleans, 1973). El odio como la estupidez que lo anima es persistente.

Si bien esta vez no hubo cine de Almodóvar, que sí lo ha habido, aprovecho para recomendar la interesantísima Julieta, en cartelera aquí, que en su intrincada galería de personajes y afectos, muestra una preciosa relación de amor franco entre dos mujeres adolescentes y el cómo las aplastan la culpa y la maldad institucionalizadas.

(*) Académico jubilado de la UNA.

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    Agosto 2016 - Año XXVI # 278

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