Sin silencios
Déficit fiscal: ¿Recortar el gasto o mas ingresos?
José Carlos Chinchilla
Sin silencios tenemos que decir que no es posible que el déficit fiscal del Estado continúe creciendo. Estamos en un déficit del 6% que tendencialmente puede llegar a un 7% y 9% antes del nuevo lustro; es decir, actuamos o el costo de oportunidad de no hacerlo incrementará significativamente los esfuerzos y sacrificios que tendremos que ofrecer en el altar de la crisis.
Sin silencios, el problema no es solo de este gobierno, sino de los dos gobiernos anteriores y para resolverlo debemos entender dónde hay que actuar y no actuar donde los intereses económicos y políticos dominantes desean impactar recortando el gasto. No es la propuesta electorera reduccionista de los partidos de oposición PUSC, PLN, ML, con lo que se resolvería el problema; lo único que lograría es incrementar la conflictividad social y la ineficacia estatal. No se puede reducir el gasto del Estado en los términos que plantea la oposición sin que lleguemos a un caos social y político de altísima conflictividad.
En el plano de los gastos del Estado, la mayor parte de los mismos corresponde a una determinación de la Asamblea Legislativa, que ha creado leyes que obligan al Ministerio de Hacienda a cumplir con el gasto determinado por leyes; tal es el caso del 8% para la Educación -en la actualidad es un 7.78%- o el porcentaje que se le otorga al Poder Judicial, PANI y otras Instituciones estatales. Solo un 35% del gasto público está bajo el control del gobierno; de ahí que ni el ICE, CCSSS, INS, Banco Central, Municipalidades y universidades públicas deban someterse a lineamientos específicos de contención del gasto o medidas similares. Esto disminuye la efectividad del impacto de medidas restrictivas del gasto. A lo anterior le podemos adicionar que en la planilla del Estado más del 60% son servidores educativos y que cualquier recorte impactaría la contratación en dicho campo y otros de la gestión gubernamental.
El 95% del gasto es rígido; por lo tanto, la solución del déficit no está en la reducción del gasto, sino en la necesidad de nuevos ingresos. Debemos construir un NUEVO CONTRATO SOCIAL en el cual, junto con las personas asalariadas y los impuestos indirectos regresivos también aporten quienes ejerzan profesiones liberales y las empresas contribuyan con una renta apropiada para los beneficios que obtienen de vivir y trabajar en un país con paz social.