32 Festival de Cine Latino de Chicago: mosaico de culturas y tendencias

Gabriel GonzálezVega (*) para CAMPUS
gabriel.gonzalez.vega@una.cr

En la ciudad de los vientos, con su imponente belleza al norte y su conflictiva cadencia al sur, el Centro Cultural Latino destaca todo el año nuestra variopinta idiosincrasia con el cine como estandarte. La magnífica organización del mejor programa de cine latino en Norteamérica gira alrededor de un viejo conocido, Pepe Vargas, quien con maestría convoca a un admirable equipo que hace del festival muchas confluencias, un tesoro de textos encontrados y un enorme abrazo. Llevadas con eficiencia y cariño, las jornadas son precedidas por una deliciosa ruta culinaria, donde oleadas de artistas departimos en propicia comunión mapeando los barrios y su historia tras el fuego.

Así nos deleitamos en una singular mezcla de sabor y entusiasmo latinos con la potencia que revelan las posturas de rascacielos y las calles ordenadas con elegancia, envueltos todos en la mirada profunda del lago Michigan.

Los canales del arte y del recreo se cruzan en el evento como en la urbe las vías de tierra, aire y agua. Los productores entienden que se trata de resistencia tanto como de hermandad: desterrar estereotipos y consignas brutales que envenenan la política y ceban la exclusión; saber gozarse con la riqueza que trajeron del sur.

¡Pinches actores!

Una agradable sorpresa fue esta ingeniosa comedia que expone las peripecias de un puñado de intérpretes que se debaten como insectos febriles en la telaraña del mercado. Sagaz observación de conductas y riñas frecuentes gracias a un guion refinado, actuaciones ajustadas aunque irregulares y certeras puyas. Es prueba palpable y que se agradece sobre cómo una trama ligera puede ser perspicaz y aleccionadora a la vez que hace reír con buen gusto. Logra el difícil equilibrio entre el humor evidente y la reflexión ingeniosa; es cine inteligente que debiera ser popular.

Los laberintos del afecto y del erotismo fueron constantes en el más de un centenar de propuestas. Valor agregado fue la inmensa variedad de enfoques y respuestas para aprender y disfrutar de la odisea humana en el espejo de la pantalla; el conocimiento puede curar la enfermedad del fundamentalismo.

Con predominio de inmigrantes mejicanos y prevalencia de nacionales de cada país en las funciones, el Premio del público fue para Ilusiones S.A., versión folletinesca de Los árboles mueren de pie. Moralismo facilón y actuaciones acartonadas desesperan al crítico mas atrapan a muchos, igual que las telenovelas; aunque sí le reconozco la ambientación esmerada y la fotografía pulcra. Con menos mérito aún, fue recibida con entusiasmo que no compartí Boda en Castañares, comedia banal y burda de Puerto Rico con ocasionales aciertos de humor.

En cambio, Los hamsters justa ironía de apellido es una diligente disección de una familia mejicana normal, es decir, disfuncional. Con un casting estupendo y diálogos tan corrientes como filosos hace un corte en la rutina de falsedades que teje cada solitario que comparte casa mas no hogar, sumidos los 4 en patético egoísmo, prisioneros de lugares comunes, como polillas cegadas por la luz rebotando en el cristal de su prisión. Un asomo final de verdad que tantea el joven se disuelve y la pesadilla continúa más allá del cuadro. Impecable. Con un tono más juvenil y optimista, resignado diría, Quiero saber por qué me dejaste es un corto argentino chispeante que con calidez bucea en las sinrazones de los desengaños amorosos. El humor genuino se labra a partir de una simpática y sorprendente sabiduría de pareja. Las actuaciones frescas y los diálogos veraces animan una visión que ya me había seducido en La Habana. El sencillo corto Alma, de Alicia Magaña es una instantánea ingeniosa de otra familia rota, la que ella intenta componer; con muy poco, acierta al no desviarse de su objetivo y ella como actriz revela destreza. El sugestivo corto Los niños del río también mira a un tema entrañable, el del chico obsesionado por una jovencita escultural, laureado relato prudentemente dedicado a las mujeres que nunca van a amar al autor (desgracia que bien conocemos). En el Oporto del legendario Manuel de Oliveira transcurre esta observación cristalina de cuerpos y almas en proceso, de abigarrados pasajes urbanos y un puente imponente, en vilo entre el deseo y el miedo. El incisivo corto que premió el público, Si yo me llamara Marylin, nos atrapa con el rollo mental de su protagonista, tan audaz como acomplejada en su búsqueda del amor erótico; es un dechado de humor picante y agudeza sicológica, rara virtud de una actriz muy aplomada.

Con Pequeño diccionario amoroso 2, Sandra Werneck retoma las crónicas con que debutó exitosamente en el ´96. Su perspicaz recuento de triángulos amorosos interesa, sin llegar a brillar; provoca, hace reír y siembra dudas. Mezcla conflictos de edad y apariencia y anhelos sexualmente diversos; muestra enamoramientos y rupturas con habilidad mas sin profundizar. En cambio, en la pretensiosa Sed, la mescolanza de referencias fílmicas y estilos junto a actuaciones falseadas arruinan el thriller sicológico y desperdician el sustrato de la injusticia que domina el Ecuador rural; agravado por el tono amarillista del relato sobre 4 jóvenes atrapados en una casa de los sustos. La memoria del agua es una indagación poética sagaz aunque con altibajos, que remueve íntimas pasiones en su desafortunada pareja. Una narración local irregular, One Night Stand, con aciertos formales, sufre de un protagónico mal trazado y mal interpretado. Al igual que en Sed, las buenas intenciones se quedan en el papel y se siente forzado.

La obra maestra Desde allá, única latinoamericana que ha ganado el León de Oro de Venecia, que también acogió el magnífico 59 Festival Internacional de Cine de San Francisco, explora, con refinada y abyecta belleza, el ligue de dos hombres opuestos, arrimados por su destino marginal, en el marco de la actual virulencia venezolana, la que con agudeza también expone el sagaz corto Normal.

Ya que no dependemos de las salas, confío ser útil para orientar a otros cinéfilos. Este Festival, ya maduro y diverso, es muy amigable; enclavado en una ciudad fabulosa, cumple con su cometido de visibilizar nuestras historias y tender puentes de comprensión y apoyo mutuo.

(*) Académico jubilado del Centro Estudios Generales UNA

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    Junio 2016 - Año XXVI # 276

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