Conservar tortugas marinas protege a jaguares
Felino más grande del país aprovecha noches para salir a cazar tortugas marinas, una interacción pocas veces dada en otras partes del mundo.
Laura Ortiz C./CAMPUS
lortiz@una.cr
Los jaguares tratan de llevar las tortugas lejos de la costa, y en algunas ocasiones la suben a los árboles para resguardar su presa. |
El Parque Nacional Santa Rosa, alberga distintas especies de animales como dantas, venados, garrobos y armadillos y es en la actualidad, uno de los principales refugios para el jaguar, el felino más grande del país.
Esta especie, amenazada por cacería ilegal, pérdida de hábitat y disminución de poblaciones de sus presas, encuentra en este bosque seco tropical una alternativa clave para su conservación: el consumo de tortugas marinas.
Investigadores del Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (IcomvisUNA) realizaron un estudio entre octubre de 2012 y setiembre de 2013, sobre la caracterización de ataques de las tortugas Verde y Lora, en la zona de Playa Naranjo en el Parque Nacional Santa Rosa.
"Eligen a estas dos especies que arrastran entre 20 y 400 metros para resguardarla de la playa y brindarle cierta cobertura vegetal, con el fin de que la carne no se descomponga con el calor, ya que comen y pueden volver en uno o dos días para terminar con los restos", explicó Luis Diego Alfaro, del IcomvisUNA.
La disposición de este alimento se limita para la época de anidación de estas especies junio a octubre para Verde y de junio a diciembre para Lora principalmente cuando hay marea alta y las tortugas deben subir más para colocar sus huevos, además de noches oscuras cuando no pueden divisar con facilidad presas dentro del bosque.
"Durante casi un año realizábamos recorridos para encontrar rastros de entrada pero no de salida de una tortuga. Hicimos alrededor de 220 caminatas donde encontramos 28 caparazones de tortugas, 9 de ellos pertenecían a tortuga Lora y 19 a tortugas Verde. Prefieren a esta última porque invierten el mismo esfuerzo pero para una presa de mayor tamaño. Este comportamiento también se ha estudiado en Corcovado y Tortuguero, pero es poco común en otras partes del mundo; en Brasil por ejemplo, no existen áreas protegidas marino coste ras con poblaciones de jaguares saludables", dijo el investigador.
A través de cámaras trampa se identificaron tres individuos, dos machos y una hembra. La hembra comió seis tortugas, el primer macho ocho y el segundo solo uno, para un total de 15 tortugas de las 16 que se encontraron en las 12 horas posteriores a la captura. La hembra cazó junto a dos cachorros. De acuerdo con Alfaro, la caza de tortugas por parte de los jaguares no es significativa para la amenaza de la especie.
Lejos
El estudio también determinó que los jaguares e incluso las tortugas, no utilizan la playa en su totalidad, sino que prefieren la zona hacia el sur, con poco acceso a turistas. "El jaguar utiliza ciertos senderos con acceso a la playa, estos están lejos de las zonas de acampar y tienen la mayor cantidad de nidos de tortuga, lo que podría tomarse en cuenta para futuros planes de manejo del parque, donde esa zona tenga más restricción al turismo con el objetivo de no alterar el comportamiento de ninguna de estas especies".
Para el investigador, la información recabada demuestra la fragilidad de los ecosistemas marino costeros. "Las tortugas marinas tienen su principal amenaza mar adentro en manos de los pescadores, si las poblaciones de estas especies disminuyen, los jaguares también tendrán menos posibilidades de sobrevivencia, es por eso que los esfuerzos para la protección se deben dar tanto en tierra como en el mar".
Para lograr lo resultados de estudio, también participaron en el trabajo de campo y análisis de datos los investigadores Víctor Montalvo, Flavio Rodrigues, Carolina Sáenz, Juan Carlos Cruz, Francisco Morazán y Eduardo Carrillo.