La casa por la ventana

La pluma

Carlos Francisco Monge

Durante siglos, escritores, lectores, historiadores y comentaristas han debatido sobre el papel de la literatura. Unos y otros le han atribuido funciones, deberes y efectos de muy diversa índole: enaltecer naciones, héroes y sucesos; instruir o cultivar el entendimiento o la moral; persuadir o convencer de una buena causa (por ello abundan los poemas de amor); complacer y recrear; en fin, decir lo que merece, con altruismo, simpatía y atractivo.

A diferencia del discurso político, del sermón religioso o de la meditación filosófica, la palabra literaria goza de una singular virtud: la aquiescencia de quien la recibe. Se acepta o se abandona una novela, un poema o una puesta teatral; rara vez se refuta o se deniega. Podemos estar en desacuerdo con las declaraciones de quien gobierna, predica o piensa; es difícil rebatir un epitalamio, un relato fantástico, una oda al amanecer o una escena teatral de celos, venganzas y homicidios.

Pero entre todo esto, hay algunos invisibles resquicios por donde se escurren ciertas falacias en las mejores argumentaciones. Una de ellas, partir de que el valor de la literatura radica en lo que dice, en sus mensajes; otra, en la sinceridad con que su autor expresa sus vivencias; y hasta una tercera: en la exactitud fotográfica con que se representa o se refleja el mundo. En todo caso, la literatura no debería leerse con las anteojeras del fraile ni con el silabario del partido. Se escribe y se lee como una necesidad de comprender un poco mejor la condición de nuestra existencia.

Casi al final de su vida, en el último capítulo del Quijote, su gran novela, Miguel de Cervantes advirtió que la clave de la literatura es su escritura; esto es, no tanto de qué se habla sino cómo se expresa, al mismo tiempo con arte, con sabiduría y con originalidad. Quien de veras escribe conoce este secreto del oficio. Lo que cuenta, nos dice, es la pluma; una metáfora del quehacer del escritor, quien enlaza con su mano a la mente con ese pequeño instrumento que toca la tinta y nos deja leer el infinito humano.

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    Mayo 2016 - Año XXVI # 275

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