Calor humano

William Hernández B. (*)

Desde hace días volví a sentir ese calor humano que se esconde detrás de un traje, un escritorio, un mostrador y detrás de ese funcionario que aparece en el momento propicio.

Hace poco, me percaté de ese amor, cariño y afecto que nos tienen aquellas personas que no lo demuestran, hasta que llega la ocasión en que se manifiestan y es cuando se siente en lo más profundo que valemos mucho como funcionarios, seres humanos y amigos.

Al igual que siempre doy gracias a Dios por todo lo que me da, pero también agradezco a esos funcionarios que más que trabajadores de mi querida UNA, son amigos, que siempre me desean lo mejor como lo es el caso de Recursos Humanos, Relaciones Pública, Contabilidad, Financiero, Centro de Gestión Informática, Contraloría, Seguridad y sobre todo Rectoría.

Me he dado cuenta, cómo en ciertas ocasiones, las personas tomamos decisiones precipitadas, que a la postre no salen como lo habíamos pensado, las cuales en lugar de darnos paz y tranquilidad nos generan preocupación e incertidumbre. En determinado momento creí buscar esa anhelada tranquilidad fuera de la universidad y que lo lograría, pero al instante aparecieron esas grandes personas que me hicieron rectificar y ver lo difícil que sería lograrlo fuera de aquí.

Por esa razón, hoy como siempre, valoro, estimo y cuido este trabajo para satisfacer mis necesidades, las cuales fuera de esta institución me costaría demasiado alcanzarlas.

Vayan mis palabras de agradecimiento para ustedes que dedicaron su valioso tiempo para decirme: "espere, estás muy cerca de la meta, de pensionarte". A la vez, extiendo mi gratitud a las autoridades universitarias que me solucionaron lo que yo creí, no tenía marcha atrás, pero ellos hallaron una salida que me devolverá la paz y tranquilidad.

(*) Oficial de Seguridad-UNA