Internacionalización de las PYMES: un enfoque desde su componente temporal

Jorge Solano Ruiz (*)

Las pequeñas y medianas empresas juegan un rol fundamental en la economía de los países, sean como generadoras de empleos o gestoras de innovación y conocimiento. En el caso de los países latinoamericanos este sector abarca la mayor parte del parque empresarial, no obstante, en comparación con las grandes empresas, no aportan proporcionalmente al PIB y a la generación de empleos formales. Al respecto, es importante que empresas cuenten con condiciones para crecer y expandirse a mercados extranjeros, en búsqueda de mejorar no sólo sus condiciones internas sino también su aporte a la economía nacional.

En el caso costarricense, el informe de “Estado de Situación de las PYME en Costa Rica” del MEIC (2016), señala que estás unidades de negocio conforman el 78,3% del parque empresarial, aportan el 24,8% del empleo nacional y contribuyen al 14.83% de las exportaciones FOB.

Considerando lo anterior, un escenario óptimo es aquel donde las PYMES puedan aportar en mayor proporción al crecimiento económico del país y, por tal razón, se han formulado acciones de política pública cuyo objetivo es crear las condiciones necesarias para que logren crecer y ofrecer bienes y servicios con valor agregado, y en el largo plazo internacionalizarse.

En esta materia, es importante que las acciones de política pública enfocadas hacia la internacionalización de las PYMES sean revisadas y eviten enfocarse solo en el proceso de exportación, e incluyan la formación capacidades para la gestión del conocimiento y la innovación que permitan crear estrategias garantes de exportaciones constantes y crecientes –componente temporal-, dinamismo en los procesos logísticos, mejoras del producto y la diversificación de mercados.

Así, se debe tener claro que la exportación no es el equivalente a internacionalizar. Una PYME que logre exportar no significa que ha alcanzado la internacionalización, pues este “rango” –por decirlo de alguna manera- no se logra por su componente geográfico de cruzar fronteras, sino por su componente temporal.

El componente temporal implica la constancia de exportaciones, lo cual supone un crecimiento en las cantidades exportadas, y además, como resultado de su permanencia en la dinámica de mercados globales, la generación de expertise empresarial para diversificar productos y mercados. Entonces, este es un proceso cuyo enfoque va en la línea de crear estrategias para competir y crecer en mercados globales al largo plazo, no solo llevar bienes y servicios a otros países.

La clave es definir qué se entiende por internacionalización de PYMES, para así formular acciones asertivas que incidan en su fortalecimiento competitivo y a la vez contribuyan, en mayor proporción, al desarrollo económico y generación de empleos en el país.

(*) Assitente de investigación Cinpe-UNA

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    Diciembre 2017 - Año XXVII # 293

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