El Cementazo… Crisis vrs Oportunidad Democrática
José Carlos Chinchilla
Sin silencios decimos que la crisis que se deriva del “Cementazo” en las estructuras del Poder Judicial, Legislativo y Ejecutivo, lejos de determinar una afrenta aniquiladora de la democracia, puede ser un nuevo despertar de la institucionalidad democrática y de la fuerza soberana de la ciudadanía.
Una primera lectura del Cementazo nos lleva a identificar a un sector de la clase política y las cúpulas burocráticas con un perfil decepcionante: agentes irresponsables, incapaces y carentes de actitud ética consolidada en el servicio a la sociedad costarricense y sus poblaciones. No obstante, encontramos también, personas de la política y sector público, que enfrentan la situación con dignidad, capacidad y determinación de llegar hasta las últimas consecuencias ante prácticas impropias y posiblemente delictivas. Entre estos últimos encontramos miembros de la Comisión Especial, la nueva Fiscal General a.i., el director del OIJ y un grupo de periodistas y medios de comunicación que están permanentemente informando y generando nuevos insumos para quienes están en la investigación y toma de decisiones.
Sin Silencios manifestamos que, a pesar del carácter piramidal de la estructura del Poder Judicial, las denuncias contra funcionarios del más alto nivel (magistrado Celso Gamboa, magistrado Carlos Chinchilla y otras personas miembros de la Sala III; así como también del fiscal general Chavarría y otros funcionarios), provienen de funcionarios y organizaciones gremiales del mismo Poder Judicial. Esto es importante ya que contiene la entereza de valores y compromisos que tiene la gran mayoría de las personas y organizaciones del Poder Judicial y por lo tanto estamos frente a una crisis de la cúpula y no de toda la institucionalidad del Poder Judicial.
Esperamos que las acciones en los tres Poderes de la República sean contundentes en sus decisiones y consecuencias. Fundadas en una actitud honesta, capaz y ética, que permita al país recuperar la legitimidad cuestionada al Estado, su clase política y la institucionalidad misma.
Sin silencios advertimos que de no ser así, estaremos ante una “Crisis Orgánica” del Estado y la Sociedad, cuya consecuencia sería el fortalecimiento de estas “Redes de influencia” y del uso de los Poderes de la República para intereses personales y de grupos de interés. Por lo tanto, se estaría hipotecando—por más de 20 años—las posibilidades de vivir en una sociedad y Estado Democrático al servicio del Pueblo Costarricense. En otras palabras estaríamos perdiendo la posibilidad de “un nuevo despertar de la Democracia y la ciudadanía costarricense”. Es nuestra obligación evitar que quienes han hecho un mal uso del poder delegado por la ciudadanía mantengan sus redes de Poder.