¿Nos encontramos preparados?

Desastres Naturales y desplazamiento ambiental en Costa Rica

Jacqueline Centeno Morales (*) para CAMPUS
jacqueline.centeno.morales@una.cr

El Índice Mundial 2016, publicado por el Instituto para el Medio Ambiente y la Seguridad Humana de la Universidad de las Naciones Unidas coloca a Costa Rica en el octavo lugar como un país vulnerable a vivir constantes desastres naturales.

Esta categorización se convierte en un llamado de atención para promover iniciativas en la prevención del riesgo a nivel nacional por lo que, en el Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional (Idespo-UNA) se desarrolla el proyecto "Desplazados Ambientales: nuevos procesos de exclusión y desigualdad en Costa Rica".

En el marco de este proyecto se realiza una encuesta telefónica con una muestra de 600 personas, del 17 al 27 de abril 2017, que tuvo como objetivos analizar, en primera instancia, las percepciones de la población costarricense sobre el desplazamiento poblacional causado por un desastre natural y sus condicionantes socioambientales, y conocer las percepciones de la población encuestada sobre las acciones ejecutadas en la atención de la emergencia del huracán Otto.

La encuesta contemplaba tres apartados: desastres naturales y vulnerabilidad, desplazamiento ambiental y el huracán Otto, temáticas de actualidad nacional que muestran el acercamiento a los eventos naturales, y acciones de la población costarricense ante un desastre natural ¿qué se hace? y ¿qué no se hace?

Desastres naturales: ¿población preparada?

La población en estudio define principalmente un desastre natural como aquel evento provocado por la naturaleza (56,3%) y a la vez consideran que a nivel personal y comunal se encuentra muy expuestos.

Los datos muestran que las personas tienen conocimiento sobre la vulnerabilidad del país en este ámbito; sin embargo, 6 de cada 10 costarricenses se encuentran poco o nada preparados para enfrentar un desastre natural y ante una eventualidad como estas tienen confianza principalmente en la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), los bomberos y la Cruz Roja para ponerse a salvo. Se delega la responsabilidad a estas instituciones, y no se está visualizando que cada persona tiene deber individual y colectivo para reducir el impacto que provoca el evento natural. El compromiso conlleva a considerar medidas preventivas de forma permanente en los hogares, centros de estudio y de trabajo.

La prevención del riesgo debe incluir la participación de diferentes actores trabajando de forma comunicativa y articulada tomando en cuenta comunidades informadas y organizadas, instituciones gubernamentales y no gubernamentales como una red, con un único objetivo que vaya más allá de solo atender el desastre, sino por el contrario pensando antes, durante y después del evento.

Desplazamiento ambiental en Costa Rica: ¿existe en nuestro país?

El desplazamiento ambiental se origina cuando la población debe trasladarse de su hogar habitual por motivos forzosos, relacionados con desequilibrios ambientales provocados por la naturaleza o el ser humano. Costa Rica no es excepción del desplazamiento ambiental; si bien es cierto históricamente no se cuentan con registros oficiales sobre este tipo de desplazamiento un 7,8% de la población expresa haberse desplazado temporalmente a causa de un desastre natural, siendo las inundaciones y los terremotos las principales razones.

El porcentaje anterior es bajo, pero tiende a incrementar al preguntar ¿conoce alguna familia que ha tenido que desplazarse a causa de un desastre natural? Ante este contexto el dato tiende a aumentar a un 34,8% de conocimiento de casos de desplazamiento ambiental temporal que han sido causados por inundaciones y huracanes.

Se debe comprender que la implicación de este tipo de migración no se reduce solamente a los daños de infraestructura provocados por un evento específico; sus efectos son más significativos sobre la población y sus medios de vida puesto que se deterioran los derechos relacionados con integridad física de las personas, alimentación, vivienda, educación, salud, protección a la vida entre otros.

Huracán Otto: ¿nos dejó aprendizajes?

En noviembre del año 2016 el territorio costarricense, principalmente la zona norte y la provincia de Guanacaste sufrieron los impactos provocados por el Huracán Otto el cual en su paso dejó pérdidas humanas, inundaciones, derrumbes, puentes caídos, rutas dañadas, casas destruidas y otros daños en las comunidades más afectadas. A la atención específica de estos daños 8 de cada 10 costarricenses califican de forma positiva la atención brindada por el gobierno.

Asimismo, el gobierno costarricense brindó una serie de recomendaciones preventivas, de las cuales el 55% de la población entrevistada las tomó en consideración para prevenir las posibles consecuencias del huracán. Más de la mitad de la población (51,4%) realizó compras para proveer a sus núcleos familiares de agua potable y alimentos no perecederos y en un menor porcentaje prepararon candelas-focos (7,6%) y alistaron botiquín (7,3%).

Las acciones llevadas a cabo ponen de manifiesto que la población no cuenta con planes de emergencias en sus hogares, por tanto, ante un llamado como el ocurrido se debe iniciar por adquirir artículos necesarios, pero no se visualizan las acciones a seguir durante y después del impacto.

A manera de reflexión, el estudio muestra que en relación con eventos naturales como un huracán o un terremoto no se puede conocer su impacto, pero sí se puede tomar medidas preventivas con el fin de minimizarlo. Por otro lado, existen dinámicas sociales como la inadecuada planificación urbana y el mal manejo de los residuos sólidos que se convierten en factores que propician otro tipo de desastres como inundaciones y deslizamientos.

Ya sea que el origen de los desastres sea meramente natural o provocado por el ser humano la población costarricense no se encuentra preparada para los efectos de los mismos, es necesario que conozca la estructura de emergencia del país, que se organicen en comités locales de emergencias, y que cuenten con planes a nivel familiar teniendo un esquema definido de responsabilidad en la prevención el riesgo.

(*) Académica IDESPO-UNA

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    Julio 2017 - Año XXVII # 288

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