Los retos de la administración Solís
Panorama complejo marcado por el proceso electoral
Laura Brenes Arce (*)
laura.brenes.arce@una.cr
La administración Solís Rivera ha tenido un panorama muy complejo, contabilizado hasta la fecha del discurso en el marco del 1 de mayo del 2017. En estos tres primeros años se ha hecho un gran esfuerzo para encontrar un rumbo; se le dio importancia a temas de política económica y social, así como fortalecer la infraestructura y consolidar un gabinete uniforme, más cercano entre sí y con menos enfrentamientos; se notaba una administración de la gestión con aciertos en política social, seguridad y Relaciones Exteriores; hay una disminución en los niveles de diferencia con el Poder Legislativo, dejando a un lado el conflicto abierto, sin responder directamente a las críticas al Poder Ejecutivo.
Este último año de gestión estará marcado por el contexto internacional, debido a la sensibilidad económica, política y migratoria existente, la relación con Estados Unidos entorno al NAFTA (TLC), o bien, alguna diferencia en las relaciones bilaterales alrededor de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El contexto nacional está conformado por la presión de fuerzas sociales, políticas y económicas. El primer reto lo define la cercanía al período preelectoral, en el cual se mezclará la crítica de quienes desean visibilizar lo que no se ha logrado, junto a la presión de su propio partido en la ejecución de líneas que les permita hacer campaña con miras a mantener el electorado del 2014 y aumentarlo. Un segundo reto se deriva de lo ocurrido el 1 de mayo pasado, donde el partido de gobierno pierde la presidencia del directorio y se pone en jaque un tipo de ideología sensible de moral social y constitucional, misma que podría complicar y entrabar la relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. La discusión de un Estado laico está próxima.
El tercer reto lo imponen la presión por finalizar acciones iniciadas en política social, infraestructura, dotación de recursos a ciertas poblaciones, así como las espectativas por parte del mismo movimiento sindical. El sector empresarial esperará se mantenga el apoyo a la producción y a la inversión privada. El cuarto reto reside en la reforma tributaria. Si bien puede existir voluntad de algunos sectores en la Asamblea Legislativa, no lo van a expresar en congruencia con sus fines electorales.
El quinto reto será disminuir el desempleo, no pudiendo continuar con cifras como el 9%. Este fue un compromiso de campaña. El sexto desafío es la infraestructura; el gobierno debe lograr que las obras iniciadas finalicen, y demostrar que se está avanzando en el impacto positivo a la calidad de vida de los y las costarricenses.
Un séptimo reto es la política crediticia y monetaria; el gobierno debe establecer acciones para que las tasas de interés pasiva y activa no afecte a los y las consumidoras. El caso del Banco Crédito Agrícola de Cartago se presenta como una fuente de crisis en el sector. A todo esto debe recordarse la existencia de problemas en la capacidad del sistema político del país -gobernabilidad-, un sistema agotado, pese a los esfuerzos del Presidente por demostrar un estilo rápido, enérgico y directo.
Programa Análisis de Coyuntura, Escuela de Sociología-UNA