Cuando la fidelidad es parte del cuento

A propósito de la traducción al inglés de los Cuentos de Angustias y Paisajes, de Carlos Salazar Herrera.

Víctor J. Barrantes C. / CAMPUS
vbarrant@una.cr



María Luz Méndez, profesora de la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la UNA y del Colegio Marista, está familiarizada con la traducción desde hace varias décadas.

Thatty Drescher terminó de leer El calabazo (The Gourd) de Carlos Salazar Herrera y no pudo contener el llanto. El drama de aquel hombre quien, por no contagiar a su familia con lepra, huye del hogar sin dejar explicación y quien, al sobrevenir su muerte, cinco veranos más tarde, había tomado las previsiones para explicar a su esposa a través de un emisario las razones de su desaparición, provocó en aquella lectora estadounidense ese sentimiento de dolor, conmiseración e impotencia que ha causado a tantos costarricenses que han leído y releído los Cuentos de Angustias y Paisajes.

En el cuento en mención, Tito Sandí, personaje de la historia, cierra con un mensaje lamento para su familia: "que no les manda nada, porque no tiene nada que mandarles y (…) Que si pudiera mandarles algo, sería un calabazo llenito de lágrimas". ¿Cómo lograr que esa frase, que queda resonando en la memoria, aun cuando uno pase al cuento siguiente, tenga el mismo efecto en otro idioma?

María Luz Méndez, una profesora de la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Nacional (UNA), quien se inició como traductora 30 y tantos años antes de convertirse oficialmente en una de ellas, se impuso ese reto, pero por partida doble: transmitir el espíritu costumbrista del campesino costarricense, pero también serle fiel, en el inglés, a la obra de Carlos Salazar Herrera, un escritor y artista plástico que combinaba ambas facultades para logar una prosa estampa única del paisaje costarricense.

Por eso, cuando María Luz supo que el efecto causado por El calabazo en su lectora Khatty era similar al que provocaba en ella, celebró emocionada y se dio por satisfecha. Toda esa búsqueda de la palabra o la expresión precisa culmina hoy en Costa Rican Short Stories of Anguish and Landscapes, una publicación que la Editorial EUNA presentará en la Feria Internacional del Libro Universitario (Filu) este 14 de febrero.

Desde La ventana

Todo nació desde La ventana, recuerda la autora. Como parte del curso de traducción inversa, que se imparte en la maestría en traducción, se les asignó la traducción de ese cuento de Salazar Herrera. La fascinación por "la vuelta al colegio" que le generó esa primera traducción la condujo luego a La Calera y más tarde a la colección completa de cuentos, estimulada en toda la ruta por sus profesoras Rocío Miranda, Sherry Gapper y Bianchinetta Benavides, quien la animó a traducir, esta vez, su esfuerzo en una tesis de grado.

"Había que hacer la traducción por medio de un dialecto que guardara similitudes (con el costarricense)", recuerda. Recurrió entonces al African American Vernacular English (AAVE) y de ahí, a otras fuentes de consulta, entre las que enumera, agradecida, a su lector, el reconocido traductor Victor Drescher. Pero también le fueron de gran ayuda los foros de wordreference. "Cuando no podía traducir preguntaba en el foro y ahí muchas personas de todo el mundo estaban dispuestas a ayudar". Todo, sumado, contribuyó a hacer más universal el texto.

Pero la tesis no solo consistió en la traducción, sino que simultáneamente fue creando una monografía con la da que dio sustento teórico y académico a su investigación (atrás, enterrada, quedaba la sentencia de un profesor quien le había pronosticado que no iba a poder terminar una tesis).

El aporte vernacular

Méndez ve como un acierto el haber escogido el inglés vernacular para lograr una traducción más cercana al dialecto costarricense. Ese inglés, que supuestamente solo se habla en el sur de los Estados Unidos, pero que en realidad está muy extendido por todo ese país, según la autora, fue lo que permitió trasladar el espíritu campesino costarricense al inglés. No es cierto, refuta, que la expresión ain't solo significa is not; también tiene otras acepciones como have not, didn’t, I have not done y otras, lo cual facilita la traducción.

Ya en el proceso se fueron presentando otros retos que fue preciso afrontar. "No contaba con que la descripción del paisaje tuviera una prosa tan complicada. La prosa de Salazar Herrera es poesía y uno tiene que hacer el esfuerzo por no quedarle mal al autor". Y con respecto a la época en que fue escrita la obra original, Méndez dice estar familiarizada con el lenguaje empleado, pues sus ancestros provienen de una familia contemporánea al autor. "Mi papá nació en 1910. Por eso para mí era fácil comprender el habla campesina porque muchos de mis familiares todavía hablan así".

Al igual que la obra en español, la versión en inglés de Cuentos de Angustias y Paisajes está ilustrada con los grabados hechos por el propio Carlos Salazar Herrera. Hasta en eso María Luz se cuidó de serle fiel al cuento.

El botón de la muestra

De El Puente / The Bridge

Pasaron algunos meses. Ya no estaba el pastizal de calinguero, pero en el remate de la colina seguían cayendo, cayendo siempre los cuchillitos del poró, acolchando un lecho vacío, protegido por aquellos pedrones mudos, cómplices, inconmovibles. Aquellas extrañas piedras como dólmenes... o como menhires. Y aquel puente sonoro se había vuelto un martirio para la afligida muchacha.

A few months went by. The purple flowers of the molasses grass were gone; but, at the top of the hill, the flowes of the poró tree continued to fall, paddinig the empty bed that remained protected byt he unemotional and accomplice mute boulders. Those strange rocks wre like dolmens… like menhirs. That sonorous bridge had become torture for the saddened Chela.

De La Ventana / The Window

Las casas, enfrente, blanqueadas con cal de luna, estaban arrugadas de puro viejas. A veces, las luciérnagas trazaban líneas con tinta luminosa. El viento venía sobre los potreros cortando aromas de santalucías, y entraba fragante por la ventana... igual que el gato de la casa.

Del filtro de piedra caían las gotas en una tinaja acústica. Caía una gota y salía una nota... Caía una gota y salía una nota...

The moonlight that painted the wrinkled houses across from hers made them look even older. The luminous ink of the fireflies drew flickering lines in the air. The wind that ran through the pastures gathered the fragance of the wild flowers and, just like the house cat, entered the room through the window, filling it with its aromas.

The acoustic jar snag as the dripping water from the stone filter fell into it. As a drop fell in, a note rang out; as another fell in, another note rang out.

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    Marzo 2017 - Año XXVII # 284

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