Los puentes del río Virilla entre San José y Heredia en el siglo XIX

Luis Guillermo Artavia
Jorge León Sáenz / para CAMPUS
muleoni@racsa.co.cr/

El camino de Cartago a Puntarenas, desempeñó un papel fundamental en la historia de Costa Rica. Pero transitar por dicha ruta suponía atravesar el cauce del río Virilla, que constituía una importante barrera e incluso un peligro para los viajeros. La longitud total del río desde su origen hasta la confluencia con el río Grande es de unos 55 kilómetros y con la excepción de los primeros 5 kilómetros de su curso superior, corre por profundos cañones que ofrecen relativamente pocos sitios en los que sea factible cruzarlo con seguridad, uno de estos sitios es el llamado Paso Real.

Esta investigación realizó como una exploración histórico-geográfica sobre cuándo y en qué puntos de la carretera entre San José y Heredia se construyeron o reconstruyeron puentes sobre el río Virilla durante la primera mitad del siglo XIX, y cuáles fueron las incidencias históricas que afectaron su construcción.

Puentes sobre el río Virilla se establecieron desde inicios del siglo XVII, primero como un puente de hamaca hacia 1738, y posteriormente como un puente de madera hacia 1798. Un primer puente de arco en calicanto existió de 1828 a 1835 y se ubicó en las cercanías del sitio conocido como Sangre de Cristo, aguas abajo del Paso Real. Dicho puente tuvo una vida accidentada, siendo volado durante la Guerra de la Liga, con la intención de impedir el paso de los josefinos hacia Heredia.

El segundo puente de arco (1837-1929) fue construido en el Paso Real hacia 1840, también de calicanto y tenía tres arcos (fotografía 1). Por este transitaron de 1845 a 1882 miles de carretas que llevaban café hacia el puerto de Puntarenas, hasta que el Ferrocarril al Atlántico y la carretera a Carrillo le quitaron su principal carga, pero continuó en uso como parte del camino principal de Heredia a San José. A principios del siglo XX, el puente se mantenía (fotografía 2) como el principal paso sobre el río Virilla.

Para 1920 la estructura del puente se había modificado, permitiendo el paso de automóviles. Ante un tránsito creciente, ya para 1929 entró en servicio el puente de hierro unos 500 metros aguas arriba del Paso Real (ver mapa), que hasta hace pocos días aún servía, pero que fue sustituido por el recién inaugurado puente doble. Así el viejo puente quedó relegado al olvido. Hoy solamente se mantiene el bastión sur (fotografía 3) construido sobre un muro de roca que forma la base, y aun se pueden observar los dos parapetos entre los cuales hay 4,2 metros o 5 varas de distancia. El ancho total del puente debió ser de 5 metros y la altura de alrededor de 11 metros. El viejo puente de calicanto, que en su momento fue una de las más prominentes obras de ingeniería nacional, quedó relegado al olvido histórico, peor sus restos aún perduran.

En síntesis, los obstáculos geográficos significan un impedimento para la movilidad de las personas, y estas barreras deben ser salvados con el fin de darle dinamismo a los territorios. En el caso del río Virilla, la historia de los puentes como medio para salvar dicho obstáculo aun continua, con la construcción de un nuevo puente dejando más que evidente la serie de construcciones, reconstrucciones y demoliciones que ha enfrentado dicha obra civil. Toda esta evolución merece ser rescatada y sistematizada.