De miel pura a producto gourmet

Diversificación y valor agregado serían las claves para que apicultores mantengan ingresos derivados de los productos de la colmena cuando el precio de la miel pura baja en el mercado.

Laura Ortiz C./CAMPUS
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Niraldo Paulino, pasante brasileño, fue el encargado de ofrecer la conferencia inaugural, además de investigador, desarrolló una empresa a partir de productos derivados del propóleo.

El mercado de productos apícolas costarricense se limita, en su mayoría, a la comercialización de miel pura; sin embargo, Luis Sánchez, coordinador de programa de Ecología y polinización del Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales de la Universidad Nacional (Cinat-UNA), asegura que los precios en el mercado tienen ciclos, y se deben buscar opciones para cuando baja.

“Debemos ser previsores, sabemos que hay tiempos en que la miel no tiene un buen precio a nivel nacional o internacional, cuando se da esa alerta tenemos amenazas y riesgos, pero debemos tomarlos como oportunidades para diversificar los productos o darles un valor agregado, lo cual trascendería en una fortaleza para el emprendedor apícola”.

Las abejas han acompañado a lo seres humanos desde el comienzo de la historia. Se pueden encontrar modelos de diversificación de la miel asociados con productos, tanto de salud como de otros valores agregados. Los egipcios, de acuerdo con Sánchez, contaban con su manual de apicultura y le dieron al propóleo un valor agregado: su uso para el embalsamiento y la medicina popular.

“Los egipcios observaron que las abejas utilizaban el propóleo para sellar sus colmenas, no importaba el agua, el viento o la humedad esto las protegía de hongos y otros microorganismos, creando un ambiente aséptico. Fue así como utilizaron este producto para embalsamar cuerpos, este mismo principio lo observaron mayas y aztecas en América, pero con propóleos de abejas nativas sin aguijón. Desde entonces, se convirtió en uno de los recursos más valiosos tanto para propósitos medicinales y ceremoniales. Además, este producto que colectan las abejas de las resinas de las plantas es en gran parte responsable del éxito en la vida social de algunas de estas especies de abejas. Ese valor agregado debemos ajustarlo a las nuevas demandas del mercado para innovar”, explicó el investigador.

 Para Sánchez esa diversificación o valor agregado debe anticiparse al gusto de la gente y enmarcarse dentro de las tendencias de consumo. “Si a la miel le damos un valor agregado adicionándole algunas semillas debemos presentarlo de una manera diferente, tanto en la parte visual como de contenido, al comunicar las propiedades asociadas al producto. También podemos pensar en la segmentación de públicos meta: si a la miel le agregamos canela, y la canela está demostrado que es un aliado contra la pérdida de peso, hay un público que consume ese valor agregado. Pasa lo mismo si le agregamos conservas o frutos, siempre habrá un público al que le va a interesar y puede pagar un poco más”.

 Desde hace algunos años el Cinat-UNA trabaja con los productores en las mieles gourmet, un valor agregado definido por el tipo de floración de la que se alimentan las abejas. “En Santa María de Dota tenemos la miel de café, asociada con propiedades antioxidantes y estimulantes. La floración del cultivo del café se da dos veces al año, por lo que el productor debe preparar sus colmenas para tener una buena cosecha. Esta miel se trae al laboratorio, se certifica que es monofloral  y le podemos buscar un sello de calidad de origen botánico certificado”, dijo Sánchez.

Asimismo, los apicultores de la zona sur han encontrado mieles más amargas, difíciles de comercializar por su  sabor. Sin embargo, de acuerdo con el trabajo del Cinat-UNA, estas se podrían utilizar para la formulación de jarabes y otros productos medicinales asociados con propóleo y precisando el origen botánico mediante análisis melisopalinológico. De esta forma, analizando microscópicamente el contenido de granos de polen, se logró precisar que la fuente monofloral principal es una árbol de la familia Vochysiaceae, conocido como mayo o botarrama, del cual se conocen sus grandes propiedades etnofarmacológicas.

Exitoso

Del 25 al 28 de octubre, el Cinat-UNA organizó el I simposio sobre Innovación en la apicultura y meliponicultura. Niraldo Paulino, pasante brasileño, fue el encargado de ofrecer la conferencia inaugural, además de investigador, desarrolló una empresa a partir de productos derivados del propóleo.

El propóleo es  una sustancia elaborada por las abejas a partir de resinas recolectadas de diversas plantas y que mezclan con cera y enzimas generadas por ellas, conocido por sus propiedades antimicrobianas y bactericidas.

En Brasil las abejas producen el propóleo verde, el cual extraen  de las yemas de la planta Baccharis dracunculifolia, las cuales le dan el color verde. “Es importante conocer la botánica del propóleo, determinar su composición química y evidenciar la actividad biológica que se le atribuye al extracto—en el caso del propóleo verde como antiinflamatorio, antibacterial, antitumoral y otras—para de ahí desarrollar un protocolo de fabricación para la industria farmacéutica, es así como una resina de 30 dólares, pasa a venderse como un producto farmacéutico en 2 500 dólares”, explicó Paulino.

En Costa Rica no se obtiene propóleo verde; sin embargo, en algunas muestras recolectadas en la zona sur del país, se han encontrado cantidades importantes de moléculas antitumorales que podrían ser muy promisorias en el desarrollo de productos farmacéuticos.

Según el pasante, el trabajo de investigación para darle un valor agregado a los productos de la colmena no es tarea fácil. “Nosotros comenzamos en el 97 con la validación de los extractos, aquí fue fundamental el trabajo con los apicultores, pues tuvimos que adaptar y asegurar la producción con medidas estandarizadas, esto nos tomó unos 10 años. Desde entonces hemos venido desarrollando ensayos que culminan en productos farmacéuticos que luego son registrados por una patente o licenciamientos. En este mercado tenemos productos odontológicos, cremas, analgésicos y antiinflamatorios derivados del propóleo”.

Para Sánchez, en el desarrollo de estos proyectos lo más importante es la alianza con el productor. “El apicultor se tiene que apuntar con la idea, tiene que desligarse un poquito de la producción tradicional de miel e innovar; aquí es donde el  CINAT le brinda todas las herramientas, la capacitación y la educación permanente, para que pueda hacerlo. Esto es un cambio de paradigma, conlleva toda una trasformación y una especialización de toda la cadena productiva”, indicó Sánchez.

Entretanto, Paulino también reconoce que para innovar en un producto es indispensable asegurar su producción. “La materia prima debe obtenerse de manera sostenida. Al principio obteníamos 60 gramos de propóleo por mes de una colmena, pero gracias a la investigación se desarrollaron trampas que nos permiten recolectar casi dos kilos por colmena”.

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    Noviembre 2017 - Año XXVII # 292

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