Cerrar ciclos
Maribelle Quirós Jara
A lo largo de la vida pasamos por diversas etapas de desarrollo y crecimiento, en las cuales vivimos infinidad de experiencias buenas, malas o regulares que nos hacen crecer y ser mejores personas.
Cada una de esas etapas es como un largo ferrocarril: viajas de vagón en vagón, aprecias el paisaje por la ventana, observas a la gente que comparte la ruta, interactúas con algunas de esas personas, caminas por el pasillo, recibes sonrisas por un lado y uno que otro empujón por el otro, y al final llegas a la puerta que te comunica con el siguiente carro, donde una nueva experiencia nos espera detrás de la puerta.
Estos ciclos deben vivirse al máximo, plenamente, cada día como si fuera el último, de manera que no queden cabos sueltos, ni asuntos inconclusos que nos hagan recordar continuamente qué se pudo haber hecho o se dejó de hacer; en la medida en que las cosas se hagan dando el mejor esfuerzo, mayor será la satisfacción con lo logrado, sea mucho o poco, y más fácil será pasar la página.
Solo de esta manera será posible cerrar ciclos en la vida, algo que debe hacerse de la mejor forma posible como requisito indispensable para poder iniciar nuevas etapas.
Porque cerrar un ciclo es tan importante como iniciarlo, sobre todo porque involucra contar con la fuerza, valor, seguridad y madurez para en el momento oportuno decir: hasta aquí.
En algunos casos, el cierre no es tan fácil pues involucra renuncias, resignaciones, reconocer derrotas, o simplemente aceptar que, pese a que se hizo todo lo posible, la cuerda no da para más y se debe tomar la decisión de no avanzar -con las consecuencias que esto signifique-, o de hacer un cierre y seguir adelante, en busca de mejores oportunidades.
Hay etapas de etapas: familiares, amorosas, laborales, comunitarias, de formación, y en todas llega el momento de decidir si se mantiene, se regresa, se avanza o se cierra para avanzar hacia algo mejor.
Porque al cerrar un ciclo e iniciar otro esa debería ser la principal motivación: aspirar a algo mejor que lo que se deja. Esto por cuanto vinimos a este mundo a ser felices, a amar y a ser amados, a servir a los demás, ¡a vivir con plenitud!
Así que no temamos cerrar ciclos, pues si lo hacemos bien lo mejor en definitiva está por venir.