Aporte para la equidad
Silvia Monturiol F. /CAMPUS
smonturi@una.cr
Cerca de mil estudiantes de la Universidad Nacional (UNA), procedentes de familias costarricenses en mayor desventaja socioeconómica reciben, desde el pasado 31 de agosto, una suma adicional al monto asignado mensualmente en su condición de becados, con el propósito de garantizar su permanencia en la educación superior en busca del éxito académico.
Esta ayuda monetaria adicional para la equidad cubre a estudiantes beneficiados con las becas por condición económica Omar Dengo y Luis Felipe González, tanto en los campus de la UNA en Heredia, como en las sedes regionales, y se distribuye entre quienes más lo necesitan, de la siguiente manera: 196 en la Sede Región Brunca (Campus Pérez Zeledón y Coto), 197 en la Sede Región Chorotega (Campus Liberia y Nicoya), 413 en la Sede en Heredia (Campus Omar Dengo y Benjamín Núñez), 30 en la Sede Interuniversitaria de Alajuela y 98 en el Campus Sarapiquí, para un total de 934 jóvenes beneficiados.
A este grupo de universitarios, perteneciente a hogares de muy escasos ingresos, sus padres difícilmente pueden aportarle alguna ayuda para gastos de estudio, por lo que aprenden a sostenerse únicamente con los recursos de la beca que les otorga la Universidad.
El Consejo de Rectoría tomó la decisión, a partir de una propuesta elaborada por la Comisión Institucional del Fondo de Becas, y en el marco de la normativa institucional y las posibilidades presupuestarias.
El complemento a la ayuda económica mensual para los becados Luis Felipe González y Omar Dengo, va de ¢6 mil a ¢48 mil, dependiendo de las condiciones económicas familiares.
Este aporte se suma al monto correspondiente a la ayuda económica mensual que se otorga, en el segundo ciclo de 2017, a los estudiantes beneficiados con las becas Luis Felipe González—que actualmente oscila entre ¢60.332.30 y ¢130.528.40, según zona de procedencia—y Omar Dengo—alojados en residencias estudiantiles—que es de ¢91.515.09.
La Universidad ha asignado ¢96 millones adicionales para el Fondo de Becas, de agosto a noviembre de 2017, y ya ha previsto una reserva de alrededor de ¢300 millones para cubrir el monto requerido para este rubro en 2018.
Para obtener esta ayuda complementaria, los estudiantes deben cumplir con criterios como: bajos ingresos familiares, procedencia de colegio público, ocupación de los padres diferente del nivel técnico o profesional e inexistencia de bienes adicionales a la vivienda, entre otras.
En concordancia con la misión de la “Universidad Necesaria” y con el compromiso social de la UNA, esta medida se suma a otras acciones afirmativas, que se realizan desde el proceso de admisión, para garantizar el acceso a los estudiantes en condiciones desfavorables económicamente.
La directora de Bienestar Estudiantil, Mayela Avendaño, afirmó que también los servicios estudiantiles priorizan, de manera importante, la atención de los estudiantes de menores ingresos en la promoción de la salud con el fin de que adopten estilos de vida saludables, así como en el acceso a actividades cocurriculares en arte y deporte, con miras a desarrollar habilidades, destrezas, conocimientos y oportunidades, para esta población, de modo que se contribuya a subsanar las inequidades y discriminaciones que se dan en la sociedad.