La cosecha de Ana Ligia

Silvia Monturiol F. /CAMPUS
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“Una teología que no libera, no es teología. Hay que estar siempre listos para el cambio: el cambio en la fe, en la actitud, en la visión política…”

Así hablaba Ana Ligia Rovira, cofundadora de la Universidad Nacional (UNA) y de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, durante una entrevista grabada en video, que dio testimonio de su filosofía de vida, el pasado 14 de junio, en un acto ecuménico organizado con ocasión del fallecimiento de esta verdadera maestra.

“Ana Ligia nunca se cansó de aprender y de compartir lo que iba aprendiendo”, afirmó el vicerrector de Docencia Norman Solórzano, quien en representación de la UNA y en su condición de amigo, abrió este espacio en el auditorio de Filosofía y Letras, donde un nutrido grupo de quienes tuvieron el privilegio de haber compartido con ella, se reunieron para celebrar su vida.

“Gran mujer, inteligente pensadora y maestra, muchos dones que se encontraron en ella para iluminar la vida de muchos…”, escribió Eduardo Chinchilla en el perfil de Facebook de la Escuela Ecuménica, donde esa unidad académica anunciaba cómo la memoria de su “amiga y compañera de muchas luchas” permanecería entre quienes compartieron con Ana Ligia “tantos momentos, sueños y proyectos”.

Entre esos sueños y proyectos a que se dedicó Ana Ligia destacó la Universidad Nacional, institución a la cual le entregó 32 años de su vida. Según el recorrido histórico que realizó el vicerrector Norman Solórzano sobre el paso de Rovira por la UNA, ella empezó con el proyecto de creación de la Escuela de Secretariado Profesional y sirvió en el entonces naciente Centro de Estudios Generales, así como en la Facultad de Ciencias Sociales. También fue directora de Docencia y cofundadora y directora de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, donde hizo un trabajo siempre pionero, impulsado por el espíritu extensionista de la Universidad Necesaria, de llevar el acervo institucional a las comunidades.

Su conexión con colegas, compañeros y estudiantes se expresaba de diversas maneras, como lo reflejó Blanca Córdoba cuando comenta en el perfil de Facebook de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión: “Mi primera jefa y profesora de Redacción y ortografía. Con ella puras enseñanzas y demasiado cariño, aún guardo algunos libros que me regaló para que ampliara mis conocimientos. Siempre la llevaré en mi corazón”.

No por casualidad fue también Defensora de los Estudiantes y una de las principales impulsoras del Colegios Humanístico, insignia de la Universidad Nacional, con sedes en el Campus Omar Dengo, en la Sede Regional Brunca y en la Sede Chorotega y en Sarapiquí. Como dijo el vicerrector Solórzano, “esas son parte de las semillas que Ana Ligia fue sembrando y que ahora tienen una gran cosecha”.



“Es hora de romper paradigmas; es hora de que hagamos vivas las palabras de Ana Ligia Rovira”, expresó el padre Dixon González, de la Iglesia Apostólica Libre Iberoamericana (Icali-Costa Rica), unos de los participantes en el acto ecuménico, organizado con ocasión de la muerte de la cofundadora de la UNA.

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    Agosto 2018 - Año XXXI N° 300

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