Turismo rural se abre espacio en oferta país

Gastronomía, cultura y una vida rural cotidiana se presentan como nuevas opciones para el turista nacional y extranjero que busca un estilo de vida sustentable.

Laura Ortiz C./CAMPUS
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Andrés Yurjevic de Chile, aseguró que el turista busca no solo vacaciones de ocio, sino un contacto casi mágico con la cotidianidad rural.

La industria turística aporta el 6,3% del Producto Interno Bruto (PIB) a la economía costarricense, pero si se suman los aportes directos e indirectos la cifra llega al 8,2%. De acuerdo con datos aportados por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), cerca de 600 mil personas viven de esta actividad, lo que representa el 24% de la fuerza laboral del país.

Costa Rica se presenta como un país característico por ser un pilar en cuanto a las actividades turísticas, el ingreso de un mayor número de visitantes propone nuevas demandas de productos y una modalidad ligada con el crecimiento económico, el cual se ha tratado de nutrir del turismo tradicional de playa y montaña. Sin embargo, el turismo rural es también una opción atractiva y viable para las comunidades rurales y los pequeños productores.

Guanacaste, por ejemplo, provincia conocida por el encanto de sus playas y el desarrollo de numerosos complejos hoteleros, continúa siendo una región rural con indicadores socioeconómicos por debajo de la media. Al ser el turismo un motor de la economía regional, ¿cómo se inserta el turismo rural dentro de este contexto de turismo a gran escala para generar ingresos a las familias?

Del 14 al 16 de noviembre el Campus Nicoya de la Universidad Nacional (UNA), albergó el XI Congreso Internacional de turismo rural y desarrollo sustentable (Citurdes), con la participación de más de 125 especialistas de México, Chile, Brasil, Panamá y Costa Rica, entre otros.

“Vivimos un momento muy singular: la gente del área urbana está despertando a que los temas de calidad de vida son importantes, no solo vacaciones y ocio, sino un estilo de vida sustentable. Es ahí donde entra el desarrollo rural con un potencial de oferta extraordinario, pues ofrece una oportunidad gastronómica y un contacto con la naturaleza casi mágico, enriquece a esas personas que hicieron un alto en su mundo cotidiano para buscar un norte y un sentido de inspiración”, reflexionó Andrés Yurjevic, empresario chileno.

Para Alexandre Panosso, de la Universidad de Sao Paulo, Brasil existen dos grandes retos para posicionar el turismo rural dentro de la agenda de cada país: “Lo primero es colocar en la mesa el tema el turismo rural, por ser un asunto político; luego pasamos al tema de la educación y la capacitación para los pequeños emprendimientos, sin dejar de lado el apoyo financiero y la inversión en las comunidades que puede hacer el Gobierno, porque el turismo atrae a los que tienen dinero y a los que no, y por lo general el turismo rural empieza en comunidades que no cuentan con muchos ingresos”.

Según Panosso el tema de la educación es fundamental porque se requiere que las personas se capaciten, busquen conocimientos en las universidades u otras organizaciones. “Tenemos que tener una idea de lo que está ocurriendo en el sector para luego trabajar con las estrategias de manejo de cualquier otra empresa turística. Muchos empiezan ilusionados y luego cierran, pero es natural; pasa en todas las áreas, muchas veces tenemos éxitos y otras fracasos”.

El desarrollo de encadenamientos productivos y redes comunitarias también representa grandes retos para el turismo rural. “Estuve visitando proyectos cerca de Nicoya y la gente sabe que las comunidades fortalecidas pueden controlar otros males no solo con respecto a sus ingresos, sino otros como violencia o delincuencia. Es importante fortalecer esos liderazgos principalmente en las mujeres. Otro aspecto es la sensibilidad que deben tener los municipios para ponerse al servicio de las comunidades y una Universidad comprometida que lleve iniciativas que no estén fuera de la capacidad de control de la gente”, dijo Yurjevic.

De acuerdo con Aurora Hernández, coordinadora del Citurdes, esta oferta rural también debe darse a conocer. “Si bien Guanacaste se caracteriza por un turismo de playa y sol, existe otras comunidades donde se vive de lo rural, de esa cotidianidad del campo, y que pueden ofrecer una experiencia auténtica de relación con la naturaleza, la cultura y actividades como la ganadería. Estas opciones deben ser presentadas también por los tour operadores, donde hoy día están muchos de nuestros estudiantes que conocen al pequeño productor y los nuevos emprendimientos, entonces son capaces de llevar al turista y orientar al emprendedor en su desarrollo”.

El Citurdes se realizó por primera vez en un país de Centroamérica por un esfuerzo conjunto de la UNA y la Universidad Federal del Estado de Río Grande del Sur.

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    Diciembre 2018 - Año XXXI N° 304

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