Entre libros y mamá

Gerardo Zamora Bolaños / CAMPUS
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Carlos Fonseca Orellana, estudiante de la Escuela de Administración, ofreció un testimonio durante el conversatorio UNA oportunidad para todos, que caló hondo en decenas de asistentes.

Tiene apenas 22 años, pero se expresa con la madurez de un hombre curtido en los terrenos de la administración. Su silla de ruedas y la imposibilidad de caminar no son obstáculo para este domingueño, quien luego de 4 años, ya tiene bajo el brazo su título universitario. Es Carlos Fonseca Orellana, estudiante de la Escuela de Administración (EDA) de la Universidad Nacional (UNA), cuyo testimonio durante el conversatorio UNA oportunidad para todos, caló hondo en decenas de asistentes, entre funcionarios, académicos y alumnos de dicha escuela.

“En esta carrera hay muchas cosas importantes que uno aprende, pero yo me quedo con la destreza de relacionarnos con las otras personas; esa parte es fundamental para permanecer en esta vida y así alcanzar las metas que nos proponemos: es fundamental lograr alianzas estratégicas con nuestro entorno, para asegurarnos que vamos a alcanzar los objetivos, desde las cosas más cotidianas hasta los proyectos más grandes”, recalcó Fonseca, mientras su madre le observaba detenidamente.

Ella es Reina Orellana, su mamá, su amiga, confidente y su apoyo incondicional. Una atrofia en la médula espinal de Carlos, con apenas unos meses de nacido, terminó por convertirla en su ángel guardián, bien sea en casa, en los paseos, en la misma universidad, a donde le acompaña incondicionalmente. Ella también sabe de sus sueños: “en unos años me veo con mi propia empresa u organización, pero mi anhelo más importante es servir, brindar mi ayuda, agregar valor a la vida de las personas, eso para mi es el verdadero éxito en la vida”, añadió Fonseca.

Al mismo tiempo, Carlos no duda en reconocer a su otro “lazarillo”, la UNA: “esta Universidad es algo maravilloso, aquí durante 4 años he sentido ese calor humano, esa hermandad que uno necesita para alcanzar las metas y sueños que se traza. Desde los profesores, el personal administrativo, los conserjes, obviamente los compañeros de estudio, todos representan ese apoyo que uno requiere para seguir adelante”.

La atrofia muscular espinal (AME) es una enfermedad genética que ataca las células nerviosas llamadas neuronas motoras que se encuentran en la médula espinal. Estas neuronas se comunican con los músculos voluntarios; es decir, aquellos que el ser humano puede controlar, como los de los brazos y las piernas. A medida que los músculos pierden neuronas, se debilitan. Eso puede afectar la capacidad para caminar, respirar, tragar y controlar la cabeza.

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    Marzo 2018 - Año XXVIII N° 295

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