Caribe Sur

Interacción marca gestión del riesgo

Investigadores de la UNA compartieron con comités locales y miembros de la comunidad de Puerto Viejo, Limón, los resultados de sus investigaciones con el objetivo de trabajar en la gestión del riesgo.

Laura Ortiz C./CAMPUS
lortiz@una.cr



Ese mismo día se impartió el taller  Mapas de percepción, conociendo mi comunidad, sus recursos y riesgos, a cargo de Rebeca Lazo, académica del Ovsicori-UNA, donde participaron alrededor de 50 escolares de II ciclo de la Escuela de Puerto Viejo.

Con el fin de preparar más y mejor a las comunidades ante posibles situaciones de riesgo, la Facultad de Ciencias de la Tierra y el Mar de la Universidad Nacional (UNA) y la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), organizaron, el pasado 14 de marzo, el I encuentro por las comunidades, realizado en Puerto Viejo de Limón y enfocado en la gestión del riesgo. Actividad sísmica, erosión costera y tsunamis, fueron los temas centrales de las conferencias impartidas por Marino Protti, investigador del Observatorio Sismológico y Vulcanológico de la Universidad Nacional (Ovsicori-UNA); Gustavo Barrantes, de la Escuela de Ciencias Geográficas y Silvia Chacón del Sistema Nacional de Monitoreo de Tsunamis (Sinamot) del Departamento de Física, respectivamente.

El país se encuentra en la zona de convergencia de las placas tectónicas de Cocos y Caribe, al sureste del territorio, ambas placas interactúan con Nazca, una de las causantes de gran parte de los terremotos y erupciones volcánicas en países de América del Sur. La actividad volcánica es el resultado del hundimiento de la placa Cocos bajo la del Caribe.

“La región del Caribe no la tenemos tan bien monitoreada como el Pacífico porque los procesos en el Pacífico ocurren más rápido, y tenemos que adelantarnos a eso en términos de instrumentación. Sin embargo, en la región sur de Costa Rica la placa de Nazca se roza con la de Cocos, esto hace que haya mucha actividad sísmica que se genera desde Punta Burica hasta Paso Canoas, y sabemos que los sismos que se dan en la parte sur de Panamá, afectan el Caribe Sur de Costa Rica, principalmente en las comunidades ubicadas en Puerto Viejo y Baja Talamanca. Tenemos un país muy pequeño donde interactúan cuatro placas tectónicas a los largo de cinco límites de placas activas, esto es lo que hace al país tan activo sísmicamente, con la ventaja de que las fallas no superan los 150 kilómetros, y las mismas no tienen capacidad para generar sismos o terremotos mayores a magnitud ocho”, dijo Protti.

De acuerdo con el investigador, frente a la desembocadura del río Parismina hay una actividad sísmica importante que describen como anómala. “Nuestro objetivo es ampliar la red de monitoreo y a más tardar en dos años contar con la misma instrumentación para el Caribe, donde estas y otras condiciones puedan ser estudiadas”, dijo Protti.

Costa en erosión

Recientemente se reportan procesos de erosión costera en áreas protegidas y zonas turísticas de la costa caribe costarricense, hecho que se asocia rápidamente con el cambio climático; sin embargo, existen otros factores que también deberían ser tomados en cuenta a la hora de estudiar estos procesos.

“La erosión se puede dar porque la fuente de sedimentos deja de traerlos, se puede dar por la construcción de una obra. Casi siempre asociamos el alza en el nivel del mar con cambio climático, no estoy diciendo que no sea parte del problema sino que existen otros factores a tomar en cuenta”, dijo Barrantes.

Para investigar este proceso, la Escuela de Ciencias Geográficas junto con la Escuela de Ciencias Biológicas y la de Topografía Catastro y Geodesia, trabajan en el proyecto Erosión costera  en el Caribe Sur de Costa Rica, impacto ecosistémico y vulnerabilidad social.

“Tenemos mediciones desde el 2005 para acá, especialmente con la costa de playa de arena y otra desde 1950, para ver cómo era la costa antes y cómo es ahora, y si existe un proceso sostenido de erosión, el cual puede estar relacionado con los cambios en el nivel del mar u otros factores. Los GPS nos dicen que hay un descenso de la costa rocosa de Limón del orden de 0.5 centímetros anuales, eso hay que relacionarlo con todos los otros procesos regionales y locales que estamos viendo, y analizar si esto no se produce por un fenómeno de un Niño o una Niña o una corriente oceánica; es decir, puede ser un proceso multicausal”, explicó Barrantes.

De acuerdo con el investigador, los procesos de erosión pueden causar un impacto en la frecuencia de las inundaciones, la salinización de los humedales, pérdida de manglares y acuíferos y que los oleajes muy fuertes sean más comunes, entre otros.

Desde el mar

Otro factor de riesgo es la generación de tsunamis. “En Costa Rica no tenemos registro de que hayan sucedido eventos como el de Japón o Indonesia y es poco probable por las condiciones sísmicas del terreno, pero un tsunami de 70 centímetros también puede causar mucho daño por las fuertes corrientes que arrastra y los escombros. También es muy peligroso para los pescadores o quienes andan en kayak. El Sinamot es el encargado de analizar la información y activar las estructuras a través de la CNE”, detalló Chacón.

“Como ente rector de la gestión del riesgo nos compete coordinar con las instituciones para que el esfuerzo conjunto y los resultados de investigación, docencia y extensión se trasfieran a las comunidades”, dijo Sheily Vallejos Vázquez, directora Nacional de Gestión del Riesgo de la CNE.

Para Yadira Cerdas, vicerrectora de Extensión, “este encuentro es para mostrar el resultado del trabajo universitario, pero también queremos escucharlos y aprender de sus experiencias. Este es un espacio para analizar cuáles son las problemáticas de sus comunidades, sus necesidad e intereses para que podamos definir mecanismos de articulación y desarrollar iniciativas en conjunto”, dijo Cerdas.

Esta actividad tuvo la participación de grupos comunales, comités locales de emergencia y representantes municipales, entre otros. Contó con el apoyo del programa UNA Vinculación, adscrito a la Oficina de Comunicación, la Vicerrectoría de Extensión y la Sección Regional Huetar Norte y Caribe, Campus Sarapiquí.

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    Mayo 2018 - Año XXVIII N° 297

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