El 7º Festival Internacional de Cine de Panamá:

Relatos valiosos y buena organización

Gabriel González-Vega (*) para CAMPUS
gabriel.gonzalez.vega@una.cr

Hay un Panamá notable, de rascacielos y pistas audaces y un metro eficiente, con las intrigantes ruinas de la ciudad que asoló el pirata Morgan y el verdor del Parque Soberanía, la presencia del cerro Ancón y la bohemia intensa del Casco Viejo. Se disfruta. Hay otro, de multifamiliares tristes y casillas pobres, indicio de una desigualdad angustiante.

Su festival de cine ofrece una tropa de amables voluntarios y una sólida administración donde se adivina el apoyo financiero de gobierno y empresa privada, mucho más que aquí, donde ambos sectores siguen en deuda con el cine. Un programa notable y el público entusiasta, junto a talleres y fiestas intensas que facilitan los encuentros, animaron los siete días.

Críticas demoledoras

De la galería de imágenes memorables, destaco tres recién nominadas al Óscar. Acertada fue la inauguración con Una mujer fantástica de Chile, de cuerpo entero y convincente ella misma. Esmerado relato que confronta el hecho del amor de un hombre maduro y un transexual con la familia fóbica y mezquina de él. Con estupendos arrebatos poéticos es sólida afirmación política. Filme indispensable frente al puritanismo que violenta la libertad ajena con tanta frecuencia. A su director, S. Lelio, lo conocí en Santo Domingo, cuando fui jurado de cortos, y me llamó la atención su habilidad para construir el personaje femenino tan fuerte de Navidad; luego Gloria, y ahora ésta, comprueban esa maestría. 

A Zviagintzev es un artista incisivo y brillante, testigo excepcional de la brutalidad que abruma al pueblo ruso preso de los sueños imperiales de sus magnates. Con la estética de sus geniales El regreso y Leviatán, el paisaje gris, gélido, mudo, que interpela; los edificios análogos derruidos y aplastantes, el inicio que se repite al final; vuelve sobre la familia y su violencia interna a la vez que retrata la sociedad; los rencores, las intrigas, la corrupción. Con densidad conceptual y carga simbólica inmensas, su reconocida Loveless es una sagaz bofetada al nacionalismo ramplón y a la megalomanía.

El insulto parte de un incidente que crece demencialmente para revelarnos los peligros de la intolerancia y cómo experiencias traumáticas de guerra ceban los prejuicios (xenofobia et al) y estos hacen imposible la convivencia. Un guión extraordinario (en sus detalles, giros, significados), tanto como interpretaciones cabales, conmueve y obliga a repensarnos en el espejo de un cristiano libanés y su conflicto absurdo con un refugiado palestino.

Documentales vigorosos

La lucha del humilde Silas para salvar los bosques y los pueblos en Liberia; las insólitas peripecias del Marqués de Wavrin, belga arrojado en las selvas de Sud América, lleno de curiosidad y pasión (el festival enfatiza con su alfombra verde lo ambiental); el desgarrador autorretrato de un médico y su familia en Diyala (Irak), arrasada por la guerra que inventó Bush y profundizó ISIS, casi insoportable dada su crudeza espantosamente real; el doloroso testimonio de Act Up en 120 latidos, reseña de la formidable lucha por la cura del SIDA (la mayoría gay seropositivos), frente a farmacéuticas y gobierno; la prolija  crónica sobre el mejor tenista de la historia, B. Borg (al que vi jugar en la Copa del Café) y su rivalidad con el genio malcriado J. Mc Enroe; sí, el festival nos remeció. 

Latinos admirables

Bellas y sensibles La película de mi vida y Tierra firme, mejores a mi criterio que la interesante pero superficial e irregular Matar a Jesús, premiada por el público en confusas votaciones.

Notables los retratos de dos panameños fuera de serie, el boxeador Al Brown y el portentoso Rubén Blades. Cuidadosamente elaborados, son recorridos atractivos e intrigantes, hechos con madurez y pasión.

También participaron nuestra valerosa Violeta al fin y la premiada Medea, cuyo estreno aquí esperamos con ansía. Quedamos con ganas de volver.

(*) Académico jubilado de Estudios Generales

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    Mayo 2018 - Año XXVIII N° 297

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