Fe y esperanza para el nuevo gobierno
Johnny Núñez Z.
jnunez@una.cr
A partir de este mes nace en los corazones de los costarricenses la fe y esperanza por el éxito del nuevo gobierno en momentos tan difíciles en materia fiscal, seguridad ciudadana, desempleo y pobreza, entre otras adversidades. Es hora de tomar la bandera de Costa Rica y sentirnos orgullosos de esta pequeña, pero gran nación que cobija a casi cinco millones de personas.
Del pasado reciente debe quedar guardada en nuestra memoria la gesta heroica del domingo 1 de abril del 2018, cuando juntos le recordamos a unos cuantos las líneas de nuestro himno nacional que rezan: “cuando alguno pretenda tu gloria manchar verás a tu pueblo valiente y viril”.
Que nos quede de lección que en un proceso electoral ponemos en juego la democracia, reputación mundial y estabilidad social de una República libre e independiente, ante los caprichos hedonistas de una masa de charlatanes y vividores de la fe. No podemos jugar al conejo y a la tortuga, porque una vez más se cumplió aquello que dice: “de las aguas mansas líbrame Señor que de las turbulentas me libro yo”.
Cerrado este tenebroso capítulo de la historia nacional retomemos las riendas de la nación, tenemos por delante un nuevo amanecer, para que juntos afrontemos las dificultades. Lo demostramos una vez y estoy seguro que lo haríamos de nuevo.
Marchemos todos bajo la bandera de la coalición nacional, porque de hecho sin tener que hablar en lenguas o detener un sismo con un bla, bla, bla, el gobierno de Carlos Alvarado tendrá que lidiar con una Asamblea Legislativa que buscará entrabar sus decisiones.
Afortunadamente, llegó al banquillo de Zapote una persona con suma preparación política, acompañado de un gabinete que sabrá afrontar con hidalguía los embates parlamentarios y de otros sectores.
Bien hecho en dar continuidad cuatro años más a este gobierno, porque desde ya asumió la agenda nacional con responsabilidad y no tuvimos que esperar al menos dos años para su acomodo. Asimismo, es una oportunidad para exigir que se cumplan las promesas de los primeros cuatro años de gestión y se soquen las clavijas en donde sea necesario, para bien de los costarricenses.
Dentro de unos años, espero contarle a mi hija la hazaña de un domingo de Resurrección, cuando el país resucitó y juntos dijimos: TODO POR COSTA RICA.