Profesionales de orientación reflexionan sobre educación del futuro
Alejandra Gamboa Jiménez (**) / Para CAMPUS
alejandra.gamboa.jimenez@una.ac.cr
 Ingrid Kunze, de la Universidad de Osnabruck, Alemania, explicó que en un escenario futuro la escuela debe ser como un taller, donde la infraestructura, la mediación pedagógica, el profesorado y su interacción con quienes conforman la comunidad educativa se integran. |
En el marco del proyecto de investigación Modelos de Orientación: una mirada desde el desempeño profesional, adscrito a la carrera de Orientación de la Universidad Nacional, se promovieron actividades que permitieron reflexionar sobre la escuela del futuro, las transiciones escolares, el apoyo individual en las clases inclusivas, la cooperación multiprofesional en la escuela y el estudiantado universitario como agente investigador en la práctica supervisada.
La conferencia de fondo denominada, Aprender en el futuro: La escuela en el 2040, impartida por Ingrid Kunze, profesora invitada del Instituto de Educación, Universidad de Osnabruck, Alemania, enfatizó en el escenario de la escuela como un taller, donde la infraestructura, la mediación pedagógica, el profesorado y su interacción con los diferentes miembros que conforman la comunidad educativa se integren para la promoción de aprendizajes significativos. La escuela del futuro—hizo ver—debe ser para todas las personas, basada en los principios de democracia, autodeterminación, apreciación y respeto de los derechos humanos; utiliza la cooperación de diferentes profesiones, la digitalización y la apertura a las dinámicas del mundo. Su arquitectura debe seguir principios pedagógicos interdisciplinarios y apoya a todo el alumnado en el desarrollo de sus potencialidades y talentos.
Kunze realimentó el trabajo que se realiza en Alemania sobre las transiciones escolares, desde la metáfora del puente, que como punto de partida nos ubica en una imagen sugestiva de integración entre las diferentes transiciones que atraviesa el estudiantado en los niveles educativos, hasta la esfera laboral. Desde un punto de visto comparado, la estructura escolar es diferente entre Alemania y Costa Rica y con ello las transiciones también. A su vez, algo que tienen en común, es que las instituciones educativas deben apoyar al alumnado a superar con confianza los desafíos de la transición.
En el marco referencial y contextual en el que se sitúa la escuela y las demandas sociales que ambos países enfrentan, por ejemplo, en Alemania la situación del estudiantado migrante presenta retos importantes, producto de hablar distintos idiomas, evaluaciones estandarizadas en el idioma alemán, entre otras y cómo la cooperación multiprofesional presenta desafíos por superar y fortalezas por mantener.
Finalmente, gracias a este encuentro de realimentación entre ambas realidades, se pudo reflexionar sobre la importancia del estudiantado de último nivel del bachillerato y su labor investigadora. El intercambio con estudiantes y la academia demostró que los sistemas educativos de ambos países tienen que responder a muchas preguntas similares; por ejemplo, la inclusión educativa, los efectos de la globalización, la digitalización, la migración, la promoción de los valores democráticos y el apoyo individualizado estudiantil. Los proyectos de investigación conjuntos entre ambas universidades pueden basarse en problemas globales que impregnan nuestros entornos y con ello cristalizar los alcances que la internacionalización permite con este tipo de intercambios académicos.
Este intercambio internacional se dio gracias a la cooperación internacional que la Unión Europea promueve mediante el programa Erasmus+, la Universidad de Osnabruck, Alemania y la UNA.
(*) Profesora. División de Educación para el Trabajo y la Escuela de Filosofía. Universidad Nacional