Unión Aduanera en la región centroamericana ¿realidad cercana o utopía?

Luis Torres et. Al (*)
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Honduras, Guatemala y El Salvador han puesto en marcha una unión aduanera llamada Integración profunda, proceso que es diferente a lo planteado en 2014 en el marco de Consejo de Ministros de Integración Económica (Comieco), donde se acordó y creó la Estrategia regional de facilitación del comercio y competitividad, por parte de todos los Estados centroamericanos.

Sin embargo, a pesar de ser un proceso paralelo, intenta alcanzar el mismo objetivo: “la búsqueda del crecimiento económico de los países de la región”. Esta iniciativa responde a una tendencia mundial hacia la facilitación del comercio, a través de mecanismos que eliminen la tramitología excesiva y promuevan el uso de nuevas tecnologías, con el fin de alcanzar un mayor dinamismo del comercio internacional. Guatemala y Honduras ya empiezan a obtener beneficios de esta iniciativa, principalmente en términos de aumento en el intercambio de mercancías, lo cual se traduce en crecimiento económico.

Asimismo, el fortalecimiento de la integración en la región está ligado con la globalización. Y como elemento precursor de este fenómeno, los países centroamericanos aplicaron reformas económicas en referencia del Consenso de Washington que afianzaron la liberalización comercial desde la década de 1990. Paralelo a estas medidas de desregulación y apertura económica, se evidenciaron procesos de privatización que atrajeron y potenciaron el ascenso de los grupos de poder económico y las empresas transnacionales. El papel de estos actores dentro de la integración, está caracterizado por un alto dinamismo y vinculación política en la toma decisiones estratégicas. En contraposición, su presencia conlleva al aumento de los flujos comerciales e inversiones en cadena.

¿Por qué Nicaragua, Panamá y Costa Rica no han hecho efectiva su participación en la Unión Aduanera promovida por el Triángulo Norte? El tema en Nicaragua parece ser un asunto de prioridades. Si bien el país participa como miembro observador de la integración profunda, lo cual muestra un interés en involucrarse al proyecto, la actual situación política, social y económica del país, afectada por las protestas en contra del gobierno, han enfriado las negociaciones. Negociaciones que no serán sencillas, principalmente en el tema de las medidas sanitarias, las cuales, a criterio nicaragüense, son usadas por los países centroamericanos como medidas para obstaculizar el ingreso de productos como leche y carne bovina a sus mercados, siendo un tipo de medida proteccionista.

El caso panameño podríamos asociarlo con un tema de costo-beneficio, esto porque el mercado centroamericano en términos de intercambio comercial no es significativo para el país; aunado a esto, se ha experimentado un descenso de las exportaciones hacia la región. Este escenario ha obligado al país hacia la conquista de nuevos mercados, el más reciente el mercado chino, el cual sin duda representa, en términos de inversión, un gran socio para el país. Otro detalle es la falta de una postura oficial por parte del gobierno de Panamá, lo cual aumenta en nivel de incertidumbre para el análisis.

Costa Rica se muestra más escéptica y cautelosa respecto a la iniciativa, principalmente en lo que respecta a la libre circulación de personas. Existe preocupación de parte de las autoridades de que la medida estimule los flujos inmigratorios hacia Costa Rica, producido por las diferencias entre el país y el resto de la región, en términos de desarrollo humano.

Estas asimetrías en la región podrían a su vez atentar contra el comercio seguro, ya que la región está en deuda en la modernización de pasos fronterizos y tecnología de aduanas, lo cual, para Costa Rica, debe ser un asunto a resolver antes de considerar su participación, y de hecho ya trabaja en ello, con el proyecto financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo, por un monto de 100 millones de dólares denominado “Programa de Integración Fronteriza”.

A pesar de las diferencias entre los países respecto a la integración profunda del triángulo norte, existe un sector que llama a los gobiernos hacia la unificación centroamericana. El sector empresarial y productivo centroamericano ha dado su voto de apoyo al proyecto, ya que esto significaba un aumento del encadenamiento y el comercio en la región, generando mayores oportunidades de empleo, en una zona afectada por la falta de oportunidades desencadenante de la migración centroamericana.

El panorama es complejo y se evidencia una fragmentación entre lo político y lo económico. Por un lado, el sector empresarial llama a los países de Centroamérica hacia la consolidación de la unión aduanera, mientras que los gobiernos del sur no lo consideran una prioridad en sus agendas. La unión aduanera es una realidad caracterizada por la fragmentación interna de los Estados, lo cual dificulta la participación plena de los todos los países de la región. Si bien no es imposible de alcanzar, se requiere de mayor coordinación y verdadera voluntad para que los actores inmersos accedan a fortalecer y articular el entramado comercial y económico actual en la región.

(*) Autores: Adriana Gómez, Ernesto J. Gamboa, Ignacio Jiménez, José Daniel León, Rafael Monge y Luis Torres. Estudiantes de licenciatura Escuela de Relaciones Internacionales-UNA.

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    Febrero 2019 - Año XXXI N° 305

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