La vejez inicia al nacer

“Llegué a los 45…, 50..., 55, 59, 65 y envejecí, ya estoy hecho leña,”. Quizá en algún momento hemos escuchado estas frases en personas que ven el paso del almanaque como una amenaza y no como una oportunidad para vivir de forma saludable.

Johnny Núñez / CAMPUS
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A sus 81 años, Danilo Garro, realiza sus ejercicios con mucha flexibilidad.

Don Danilo Garro y doña Ana Jiménez son dos adultos mayores que, a pesar de su avanzada edad, realizan actividad física tres veces por semana desde hace más de 10 años, bajo la supervisión del Programa Movimiento para la Vida (MOVI) de la Escuela de Ciencias de Movimiento Humano y Calidad de Vida de la Universidad Nacional (Ciemhcavi-UNA), el cual pretende mejorar la calidad de vida de las personas adultas mayores mediante ejercicios, charlas y actividades sociales de manera que no se vuelvan aisladas y depresivas.

Garro, adulto mayor de 81 años de edad, comentó que desde su jubilación hace más de 15 años, decidió no quedarse en la casa lamentando su proceso de vejez. Todo lo contrario, adoptó un carácter positivo y se integró al programa MOVI, el cual lo ha ayudado a sobrellevar algunos problemas de salud sin mayor complicación. “El ejercicio que hago aquí me tiene con salud física y anímica”, aseguró.

Como dato interesante, don Danilo comentó que siempre le gustó hacer ejercicio, pues cuando era funcionario del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) caminaba a diario de la iglesia de la Merced, en San José, hasta la sede de esta institución en San Pedro de Montes de Oca. Su recomendación primordial a otros adultos mayores es que no se queden solos y deprimidos en sus casas, sedentarios e inactivos, porque eso enferma.

Por su parte doña Ana, adulta mayor de 77 años y operada de la columna vertebral, comentó que la experiencia en MOVI ha sido más que gratificante, pues en los 14 años de asistir al programa realiza los ejercicios que puede y le gustan, sin que le impongan una rutina de ejercicio en particular. “Llueva, truene o caigan rayos, nada tengo que hacer metida en la casa. Estoy feliz, el grupo es muy agradable, vamos de paseo, contamos chistes y hasta inventamos cuentos. Gozo de buena salud y no paso pensando tonteras”.

Esta es una tendencia mundial. El pasado 7 de mayo el diario digital Elpais.com destacó en la sección Buena Vida la participación de Eileen Noble, mujer de 84 años de edad, que finalizó el maratón de Londres 2019, con un tiempo de 6 horas, 28 minutos y 7 segundos. En dicha publicación se le consultó a la fisioterapeuta María del Pilar García si era recomendable que personas en edades avanzadas corrieran una maratón y dijo: “Depende de la predisposición genética y, sobre todo, de la actividad física que hayan realizado durante las décadas previas; los estudios demuestran que en el deterioro físico influye más el sedentarismo que la edad biológica. Si durante la juventud y madurez hicimos deporte asiduamente y llevamos hábitos de nutrición, control de estrés y sueño saludables,podemos llegar a la vejez con un organismo suficientemente fuerte como para enfrentarnos a estos retos tan exigentes".

Por proceso, no por etapas

Muchas personas al llegar a los 60 años de edad, o bien después de jubiladas, caen en un estado depresivo por considerar que ya están viejas y estorban en la casa, les duele todo, se marca la celulitis, se notan las arrugas en el rostro y toman determinada cantidad de medicamentos; todo esto en lugar de tomar una actitud positiva y romper con aquellas etiquetas que ha puesto la sociedad a la vejez o ser adulto mayor.

Luis Solano, coordinador de Movi-UNA, explicó que esa actitud es muy propia de las personas que viven por etapas, las cuales al ser adultos mayores se quejan de malestares y padecimientos que en muchos casos no obedecen a un deterioro por los años, sino a la carencia de hábitos de vida saludable. “Lo que cuesta es que la gente comprenda que envejecer es todo un proceso y no una etapa”, recalcó el investigador.

Añadió que estudios recientes han demostrado que personas de 70 años y más reportan mejores valores en las pruebas físicas que jóvenes entre 25 y 30 años, lo que se interpreta como que el problema no es la vejez, sino los malos estilos de vida. “Si la persona realiza poca actividad física, los valores de fuerza, resistencia cardiovascular y flexibilidad empiezan a caer y con ello comprometer la funcionalidad, que es cuando la persona puede valerse por si sola para realizar distintas actividades cotidianas”.

Solano comentó que la falta de actividad física provocará que la persona se vuelva disfuncional, abandone sus tareas cotidianas, se encierre en la casa y aumente el estado depresivo, lo que da pie a la conocida “viejera”.

El experto de Cimehcavi recomienda recordar que nunca es tarde para empezar, el mejor ejercicio debe ser el que agrade a la persona, motivarse con la disciplina que más lo satisfaga, o bien aprender otras actividades, no encerrarse en la casa, salir a pasear y sobre todo no aislarse.

A sus 81 años, Danilo Garro, realiza sus ejercicios con mucha flexibilidad.

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    Octubre 2019 - Año XXXI N° 313

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