Pruebas Nacionales FARO: algunos desafíos en su aplicación
Francisco González Alvarado (*) frajoga@yahoo.com
A pesar de que la pruebas nacionales FARO constituyen un paso adelante, respecto del carácter de alta consecuencia social que las pruebas de Bachillerato aplicadas desde 1988 en la Educación Media tienen -porque representan solo un 40% de la promoción final del estudiante-, los desafíos que enfrentan para su aplicación no son menores.
El primero está asociado con el cambio en el modelo evaluativo, ahora sustentado en criterios en que lo que interesa es valorar el logro de los aprendizajes de manera individual y en función de la evaluación de habilidades propias de las materias, más allá del dominio de los contenidos, tal y como privilegiaba las pruebas de Bachillerato. No obstante, es ampliamente reconocido que los docentes en ejercicio, han sido formados mayoritariamente en planes de estudio universitarios que no responden a este enfoque, sobre todos quienes han cursado carreras de educación en instituciones de educación superior privadas y que constituyen más del 80%.
El segundo tiene que ver con los programas de estudio de las materias que cursan los estudiantes, ya que estos responden a estructuras curriculares y enfoques de aprendizaje que tampoco coinciden con el enfoque de habilidades (es posible que la excepción sea Matemáticas e Inglés).
El tercero, está asociado a la ausencia de procesos de capacitación de docentes en ejercicio sistemáticos y con objetivos específicos para la mediación pedagógica por habilidades, por parte del MEP. Así como, espacios de discusión colectiva entre el magisterio y el MEP sobre la pertinencia del nuevo enfoque de evaluación nacional y su aplicación gradual.
De ahí que su puesta en marcha exija al MEP la apertura de un diálogo permanente con la comunidad magisterial, a fin de hacerlos protagonistas reales de su ejecución, en un sentido amplio y a las facultades de educación, la revisión de sus planes de estudio en función de los nuevos requerimientos del mayor empleador de docentes del país, así como, de su discusión crítica respecto a los alcances del modelo, en clave de mayor equidad socioeducativa.
(*) Académico e investigador CIDE-UNA