Belleza escénica y prevención
Al secarse el lago de un cráter volcánico se reduce la belleza escénica, pero también surge la posibilidad de que las emanaciones de sedimentos sean más violentasJohnny Núñez/CAMPUS
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Los bordes del lago muestran varias terrazas que marcan el descenso rápido del agua, debido a la ausencia de lluvias fuertes y sostenidas. |
Duarte subrayó que los lagos cratéricos son comunes en muchos de los volcanes activos del mundo y cumplen varias tareas fuera del valor escénico que aportan. Funcionan como enormes cuerpos condensadores para materiales volátiles que se desprenden de la fuente magmática que subyace a los mismos. De esta manera los lagos expresan temperatura, acidez y concentraciones químicas de alto valor científico, que no pueden ser estudiados directamente.
Por otra parte, los lagos pueden generar cambios en las paredes permeables, debido a su volumen y peso, así como colapsar rápidamente por las paredes empinadas provocando avalanchas de escombros, fatales para poblaciones que se encuentran en las partes bajas. También pueden ser evacuados violentamente por la actividad misma del volcán.
La actividad volcánica subacuática es, a su vez, amortiguada por un espejo de agua que varía en profundidad y diámetro por lo que una serie de fenómenos se suceden a través de esos lagos.
Controlan gases
“En algunos casos, el volumen de agua acumulada inhibe la propagación vertical de gases tóxicos, como el dióxido de Carbono, nitrato, argón y oxígeno, los cuales se acumulan y pueden alcanzar una presión importante hasta generar la liberación violenta afectando la vida humana y animal que se encuentre en la periferia de estos cráteres. Esta posibilidad fue descartada con la campaña de estudio de lagos cratéricos realizada en Costa Rica”, recalcó Duarte.
Dependiendo de su nivel de actividad, el volcán produce una cantidad de químicos que se mezclarán con el cuerpo de agua. La columna de agua será removida desde el fondo hasta la superficie originándose una mezcla homogénea. “Cuando estos lagos cratéricos no tienen esa característica se produce un fenómeno conocido como estratificación, el cual es peligroso en términos de riesgo, como por ejemplo bolsas de veneno de dióxido de carbono”.
El vulcanólogo puntualizó que debido a que estos lagos dependen de la precipitación, en la mayoría de los casos, su nivel fluctúa dependiendo de la estación; o bien algunos de ellos presentan infiltraciones en las partes vecinas más bajas. No obstante, cuando la fuga es de un caudal importante, esta fuente se puede convertir en un contaminante natural aguas abajo.
Más allá del paisaje
Duarte explicó que al secarse un lago volcánico, como en el caso reciente del volcán Irazú, se pierde la belleza escénica por el contraste de color del fondo del lago con las paredes del coloso.
Sin embargo, en el caso del volcán Poás, cuyo lago cratérico ha disminuido considerablemente la situación es otra. En este caso, las fumarolas al no tener la contención del lago pueden expulsar gases tóxicos que irritan la piel, vías respiratorias y ojos, además de la expulsión de materiales con más fuerza y, dependiendo de la temporada podrían ser lanzados hacia el sector del mirador.
Los datos más recientes señalan que el lago del Poás disminuyó en más de 30 metros. En el 2005 tenía una profundidad cercana a los 45 metros, mientras que para el 2010 se estima de forma preliminar que el lago no supera los 11 metros de profundidad.
En febrero del 2001 se realizó el primer muestreo geoquímico sistemático de los lagos cratéricos de Costa Rica. Se hizo una visita intensiva a seis lagos cratéricos, con el fin de caracterizarlos geoquímicamente, estudiar su morfología y de profundizar en el conocimiento de su actividad actual. La campaña científica se realizó en diez días e incluyó los volcanes Turrialba, Irazú, Poás, Tenorio y Rincón de la Vieja, así como la Caldera de Bosque Alegre.
Se descendió a los lagos cratéricos y se navegó en una balsa con el equipo básico de muestreo. Algunas de las mediciones realizadas incluyeron la extensión y la forma de la superficie acuática, la batimetría, perfiles geoquímicas y térmicos, así como el monitoreo de diversas manifestaciones en el perímetro de los lagos.
La campaña permitió medir el lago cratérico del Volcán Irazú, determinar su batimetría y realizar un muestreo estratificado de agua y gases disueltos en distintos niveles. Se realizaron perfiles térmicos y se documentaron otras manifestaciones relacionadas con la actividad actual.
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En la Caldera de Bosque Alegre, se estudiaron dos de sus tres lagos: Hule, Congo y Bosque Alegre. El lago de Hule ha presentado en ocasiones anteriores un fenómeno de muerte espontánea de peces y aves, lo cual se ha relacionado con gases volcánicos. Se realizó en este lago la batimetría, perfiles geoquímicas y térmicos, también se estimó su extensión y profundidad. Se midió la temperatura y acidez del lago Congo, y se tomaron las respectivas muestras.