Haití aún huele a muerte
“Se me erizó la piel cuando me enteré que bajo ese montón de escombros aún permanecen varias personas sepultadas”Francisco Miranda Muñoz, UNA
Johnny Núñez/CAMPUS
jnunez@una.ac.cr
En Haití la infraestructura requiere la implementación de nuevos sistemas y procesos constructivos, con materiales que soporten sismos y ciclones, por lo que deben realizarse investigaciones en este sentido. |
Con palabras entrecortadas, Miranda comentó que desde el punto de vista humano el viaje a Haití le sirvió para entender el verdadero concepto de la pobreza extrema. “El hecho que en Costa Rica aún existan personas viviendo en tugurios, no se compara con la situación social de los haitianos, ya que la mayoría tienen que vivir con menos de un dólar al día, sin un techo seguro y sin condiciones de salud. Es espeluznante ver a seres humanos desnudos por las calles”, detalló Miranda.
Relató además que el lugar en donde lo hospedaron no estaba en óptimas condiciones y por su conocimiento sabía que de ocurrir un sismo corría el riesgo de morir aplastado. Sobre todo porque la mayoría de las edificaciones de Haití no se diseñaron basadas en un código de construcción antisísmico y la mayoría de los cielorrasos son de losas de concreto.
“Durante las tres noches que estuve en Haití casi no pude dormir, en ciertos momentos me preguntaba Dios mío pero qué hago aquí. A ratos lloraba pensando en mi familia en Costa Rica, sobre todo en mi pequeña hija y recordaba a niños que en una edad similar a la de ella quedaron huérfanos y hoy deambulan por las calles de Puerto Príncipe”, recalcó el ingeniero.
Con los ojos llorosos, Miranda señaló que se le erizó la piel cuando se enteró que en un lugar donde se encontraba en ese momento, bajo sus pies, quizá se encontraban sepultadas más de 15 personas. “El olor a muerte es particular, a lo largo del recorrido por algunos sectores de la ciudad aún se percibe el olor a descomposición. Es algo que se le queda a uno grabado por mucho tiempo”.
Acerca de la alimentación, Miranda aseveró que cerca del sitio en donde estuvo hospedado la comida era de buena calidad, pero demasiado cara, por ejemplo un pescado con arroz tenía un costo cercano a los $30. “En algunos momentos tenía un choque de sentimientos, ya que mientras comía un platillo de calidad pensaba en que esos $30 representaban el ingreso promedio de la mayoría de las personas al mes”, agregó.
Cajitas de fósforo
De las 20 casas valoradas por el ingeniero Miranda en Haití, solo cuatro o cinco pueden ser reparadas, el resto de las edificaciones debe demolerse, pues incluso los materiales que se utilizan en las construcciones son de pésima calidad. Esto debido a que el concreto utilizado se confecciona con piedra caliza, la mayoría de las edificaciones se ubican sobre empedrados sin estructuras de cimientos que las soporten, las casas carecen de vigas, refuerzos y la varilla de tres octavos muy utilizada en construcción se encuentra totalmente herrumbrada.
Además, in situ, Miranda comprobó que para las mezclas de concreto no se utilizan batidoras mecánicas, la mayoría de proceso de mezclado se realiza de forma manual, sin controlar la cantidad de agregados, cemento ni agua utilizada en la mezcla, en donde los tiempos de batido son aleatorios.
El agregado fino principalmente se compone de arena con alto contenido de caliza, lo que hace mezclas muy pobres y de poca resistencia a la compresión, este tipo de material se utiliza tanto en relleno de bloques de concreto, repellos y coladas de elementos estructurales como columnas, también es utilizado en losas de concreto para piso y entrepiso.
También, se utilizan bloques de concreto en las paredes de las viviendas y cerramientos exteriores, muchos de estos bloques son construidos de forma artesanal, por lo que no se cuenta con control de calidad del material de fabricación ni de la resistencia de cada uno de los bloques.
Después del terremoto, varios constructores extraen los agregados gruesos y finos a partir de los escombros de las construcciones colapsadas, estos materiales se utilizan tanto en la fabricación de bloques como en coladas de elementos estructurales en viviendas que se reconstruyen. Muchas de las armaduras observadas eran confeccionadas con tres varillas n° 3 (3/8”) y aros con varilla n° 2 (1/4”) a cada 30 cm- o más, la mayoría de las varillas utilizadas eran lisas lo que empeoraba la condición de adherencia al concreto y su resistencia.
“Un aspecto que provocó una gran cantidad de colapsos de viviendas en Haití, es el crecimiento vertical de viviendas. Al ser Haití un país caribeño insular es golpeado constantemente por ciclones, por lo que el uso de losas de techo es tradicional en vez del uso de techos livianos como se utilizan en Costa Rica, esto además de representar un peso excesivo en las construcciones mal elaboradas, permite que las personas construyan pisos adicionales sobre las losas de techo y con las mismas deficiencias constructivas”, recalcó Miranda.
En el informe presentado al IICA, Miranda señala que es urgente mejorar las prácticas constructivas en Haití, en vista de que se conoce de la existencia de fallas tectónicas al norte y sur del país que pueden generar sismos de magnitud superior a 7 grados, por lo que la aplicación de códigos y normas de diseño sismorresistente es un tema urgente y necesario para evitar la pérdida de tantas vidas humanas en el país por efecto de movimientos sísmicos.