Afianzarse a pura Danza
Xinia Molina Ruiz/CAMPUSxmolina@una.ac.cr
Coreógrafos, bailarines y coordinadores del Programa Una Danza Joven se mostraron altamente satisfechos por la acogida que tuvo esta temporada, pues nuevamente se cumplió con el propósito de que los estudiantes de todos los niveles del bachillerato de la carrera de danza participen activamente en los diversos aspectos de la producción artística y, al mismo tiempo, se vayan afianzando hacia un plano de mayor experiencia escénica y hacia procesos de mayor creatividad, gracias a las exigencias y técnicas diversas de sus coreógrafos.
Coreografías
Ternario, de Ileana Álvarez, se basó en la aplicación de conceptos de movimiento, principalmente, en relación con el uso del peso y el trabajo del mismo, a nivel independiente y compartido, así como el trabajo de contacto e interacción, entre otros contenidos.
Daniela Vargas Retana, una de los 30 estudiantes de primer nivel que participó en esta coreografía, manifestó que fue una magnífica oportunidad para desarrollarse como bailarines e intérpretes, pues la coreografía era compleja y la coreógrafa Ileana Álvarez no los subestimó al ser primerizos en estas lides; todo lo contrario, los obligó a dar sus mejores esfuerzos, lo cual fue valorado por el público asistente al emitir opiniones muy positivas sobre esta puesta en escena.
Ojo Monocromo, de Ana María Moreno, trató el tema de los extremos y cómo la percepción de las cosas cambia según nuestra posición en relación con estos extremos.
Esta coreografía, que se caracterizó por la búsqueda de imágenes a través del cuerpo y por una explosión de movimientos, fue para Manuel Fernández Carvajal, estudiante de segundo nivel, una experiencia enriquecedora, ya que exploraron un lenguaje muy diferente al que están acostumbrados en la escuela. “Se están introduciendo nuevas técnicas, nuevas ideas, y eso es muy importante para los estudiantes y futuros bailarines”, agregó.
La coreografía Al Matadero de Gustavo Vargas presentó al público un estudio de movimiento en el que se maximizó las potencialidades individuales y colectivas del grupo, trazando una línea de movimiento tanto sugerida por el coreógrafo como propuesta por los mismos estudiantes, a partir de su propio lenguaje y motivaciones.
Para Francisco Ríos Chavarría, uno de los integrantes y estudiante de tercer nivel, participar en esta coreografía fue un enfrentarse a la vida real. “Los bailarines pasamos por diversas etapas de formación académica y al final debemos enfrentarnos con la búsqueda de trabajo en un campo muy reducido por eso se debe ser suficientemente competitivo y de muy alta calidad para destacar”.
Por último El Rapto, de Hazel González, fue un trabajo motivado en parte por un episodio poco conocido de los acontecimientos de la Revolución Francesa, donde un grupo de mujeres parisinas, a través de una serie de actos violentos, toman el palacio y raptan a los Reyes.
Patricia Ortega Pérez, estudiante de cuarto nivel de carrera, comentó que esta coreografía se basa en el juego del ajedrez como metáfora para atacar otros temas como el poder, la jerarquía y la lucha de las mujeres trabajadoras, lo cual le da sentido y profundidad a la obra. “Es una obra muy completa, con una mezcla de simbolismos que cuestionan temas como el conservadurismo, el estatus quo y el patriarcado”.
Un laboratorio
Valentina Marenco, coordinadora del proyecto junto con Rodolfo Seas Araya, comentó que Una Danza Joven es un verdadero laboratorio y un espacio permanente, abierto y flexible que propicia la integración de la técnica, el sentimiento y la proyección escénica. Las variadas propuestas coreográficas proporcionan una amplia gama de cualidades y maneras de hacer danza, para que los jóvenes bailarines profundicen sus posibilidades interpretativas, pedagógicas y compositivas desde diferentes perspectivas.
En cumplimiento de ese propósito comentó que para el próximo año se invitó a cuatro jóvenes coreógrafos, quienes realizarán su trabajo con talleres alternativos. Se trata de los coreógrafos Andrea Catania, Sandra Trejos, Diego Álvarez y Nandayure Harley, quienes durante lo que resta del año y los primeros meses del próximo implementarán un trabajo intensivo con estudiantes de los diferentes niveles de carrera.
Además, dijo Marenco, se trabaja con el coreógrafo Erick Jiménez, egresado de la carrera de Danza de la UNA, radicado en España y director de la compañía española Sólodos Neodans, quien inició el año pasado el montaje de una coreografía, que presentará en la temporada que se efectuará próximamente en el Teatro de la Danza.