Con las armas no se juega
Xinia Molina Ruiz/CAMPUSxmolina@una.ac.cr
Este programa cerró con una actividad donde se recibieron armas de juguetes que llevaron los niños y niñas; en su lugar se cambiaron por juguetes tradicionales de sana convivencia. Posteriormente, los niños destruyeron las armas de juguete como una forma de demostrarle al país que con las armas no se juega.
Según comentó Wendy Hall Fernández, coordinadora del Proyecto Teatro Talleres de la UNA, desde el 2003, este proyecto viene trabajado en centros educativos de diversas zonas del país, con el objetivo de llevar consciencia, sensibilidad y procesos integrales a los niños, niñas y adolescentes y aprovechar las artes escénicas para la libre expresión.
Desde junio de este año, Hall, en conjunto con Ricardo Salas, de la Cooperativa Masaya de Venezuela, desarrolló un taller de teatro con un grupo de 15 niños de la Escuela de Los Pinos de Alajuelita, con el propósito de trasmitirles la cultura de paz. Precisamente este grupo de teatro, integrado por 15 niños, fue el organizador de la actividad, que involucró al resto de los escolares, así como a los maestros, padres de familia y vecinos de la localidad.
Según comentó Hall, la intención que tiene la UNA, a través del proyecto Teatro Talleres, es sumar día a día más gente en la promoción de una cultura de paz; de hecho, dijo, el teatro es una magnífica excusa y un medio ideal para que los niños de las escuelas puedan aprender juntos, disfrutar, crecer y construir en un ambiente marcado por la cooperación, el respeto, la confianza y el diálogo.
La Cooperativa Masaya ya llevó a cabo este programa en su primera y segunda edición en dos comunidades en la localidad de Antímano, Caracas, Venezuela, donde a través del apoyo de la Fundación Escuela de Gerencia Comunitaria, se compartió con más de 80 niños, niñas y jóvenes esta experiencia, recogiendo más de 30 pistolas, dos metralletas y una granada, las cuales, destruyeron públicamente con sus propias manos.