Joaquín Orellana: el eterno loco del sonido
Xinia Molina Ruiz/CAMPUSxmolina@una.ac.cr
La visita del destacado maestro guatemalteco fue el resultado de un esfuerzo conjunto entre la Universidad Nacional (UNA), el Sistema Nacional de Educación Musical (SINEM), el Instituto Nacional de Música (INM) y la Secretaría del Programa Iberorquestas Juveniles.
Este año, Guatemala declaró el 2012 como el año Joaquín Orellana, en honor a este destacado compositor. Nuestro país se sumó a esta celebración con la realización de este concierto, donde se estrenaron tres obras específicamente compuestas para ser interpretadas mediante los llamados “útiles sonoros”, los cuales constituyen una serie de instrumentos creados por el compositor Orellana. Las obras, interpretadas por la Orquesta Intermedia del Instituto Nacional de Música fueron creadas por los compositores centroamericanos Arturo Corrales (El Salvador), Paulo Alvarado (Guatemala) y Mario Alfagüell (Costa Rica)
En esta ocasión, la dirección musical estuvo a cargo del maestro y compositor salvadoreño Arturo Corrales, quien radica en Suiza y se ha especializado en la dirección de música contemporánea. Además, en esa actividad se presentó el Coro del maestro guatemalteco Fredy Batzibal y la Marimba de Concierto del Palacio Nacional de Guatemala, con 15 integrantes.
Como parte del homenaje y aprovechando la visita del maestro Orellana, estudiantes y profesores de la UNA tuvieron la oportunidad de desarrollar un conversatorio con los compositores Joaquín Orellana, Arturo Corrales, Mario Alfaguel y Paulo Alvarado. Asimismo, en el Auditorio Clorito Picado se realizó un concierto en honor al maestro Orellana, donde los estudiantes de la UNA llevaron a cabo improvisaciones interdisciplinarias mediante los útiles sonoros y que fueron donados por el Ministerio de Cultura de Guatemala.
Útiles sonoros
Los aportes del maestro Orellana se traducen en obras de extraordinaria originalidad y la creación de una serie de instrumentos musicales, denominados “útiles sonoros”. |
Carmen Méndez, directora de la Escuela de Música de la UNA, comentó que Latinoamérica cuenta con un compositor tremendamente extraordinario, como el maestro Orellana, quien para satisfacer sus necesidades de expresión inventó un mundo sonoro original, de gran fantasía auditiva, como son los “útiles sonoros”.
Las obras musicales de Orellana ocupan un lugar relevante en la historia de la música contemporánea latinoamericana. Algunas de ellas son Cantata dialéctica (1974), Rupestre en el futuro (1979), Imposible a la X (Imágenes de una Historia en Redondo), compuesta en 1980 y premiada en Bourges, Francia; Piezas características para Cuarteto de Cuerdas (1983) y El violín valsante de Huisderio Armadel, ciclo para violín y orquesta compuesto entre 1986 y 1990.
En 1982, su obra Poema Coral Declamatorio fue seleccionada para formar parte del archivo venezolano en homenaje a Simón Bolívar. Entre los años 1981 y 1984 dirigió el cuarteto Remembranza fundado por él; y en 1985 fundó y dirigió el Quinteto Municipal de Arcos.
En su juventud, Orellana, abandonó su natal Guatemala para proseguir estudios en el Instituto Torcuato Di Tella en Buenos Aires, Argentina, donde tuvo contacto con las últimas tendencias de la música contemporánea de ese momento y descolló por sus profundas propuestas estéticas, con un fuerte compromiso social, llenas de autenticidad. Al regresar a Guatemala, se encontró que no contaba con las posibilidades que le ofrecía la música electrónica, con la que había trabajado en laboratorios en Argentina. Inicia la construcción de una serie de útiles sonoros, verdaderos instrumentos musicales artesanales. Durante más de tres décadas analiza, prueba, descubre y construye con todo detenimiento cada uno de ellos. Los bautiza con el nombre de “útiles sonoros”, nombres cargados de simbolismo, humor e ingenio.
Joaquín Orellana no sólo es un verdadero escultor musical, sino un amante apasionado por su natal Guatemala.