Priorizar el gasto
Alexander Sánchez Sánchez (*)alsanche@una.ac.cr
Priorizar el gasto parece ser para muchos costarricenses un asunto de poca importancia, lo cual ha provocado que nuestra sociedad esté cada vez más inmersa en una mayor dinámica de consumo de bienes y servicios, cuyo aporte al desarrollo personal en ocasiones puede ser poco o nulo.
Es frecuente escuchar a costarricenses preocupados por asuntos como: la marca de su ropa, el estilo de su teléfono, o el modelo y estilo de su vehículo, lo cual no deja de ser importante, pero definitivamente para muchos de ellos no debe ser prioritario.
Contrario a este comportamiento, el costarricense debiera pensar más en cómo maximizar su consumo presente de bienes y servicios, sin arriesgar el consumo futuro, y de esa forma optimizar el uso de su dinero.
Para lograr lo anterior, es claro que los individuos deben priorizar el gasto, pero no solo en función de sus gustos y preferencias, sino de acuerdo con sus necesidades y su nivel de ingresos reales; factor que determinará al final su capacidad de compra.
De esa forma, debe consumir aquella canasta de bienes y servicios que realmente agreguen valor a su vida, como la adquisición de vivienda o la preparación académica, por medio de la cual podría efectivamente incrementar sus ingresos futuros y así su canasta de consumo.
Un aspecto preocupante del consumo en Costa Rica es la forma de pago, ya que cada vez es más común el uso de crédito y especialmente de tarjetas. Muestra de esto son los cerca de 591.306 millones de colones que según el Ministerio de Economía, Industria y Comercio, al mes de octubre del año anterior correspondían a la deuda con este tipo de instrumento.
Un claro ejemplo de nuestro consumismo se pudo apreciar tanto en la pasada Expo Móvil, en la cual se vendieron más de 6000 vehículos. Es digno de preocupación ver cómo a pesar de que nuestro país cuenta con serios problemas como una población cada vez más empobrecida y un importante déficit habitacional, gran cantidad de personas esperaban esta actividad para adquirir un vehículo nuevo, pero más alarmante aún, es que muchas de las transacciones que se realizaron ahí se hicieron utilizando crédito.
Debemos recordar que el financiamiento es útil, pero debería utilizarse en mayor porcentaje para inversión y no para consumo, mucho menos cuando se trata de bienes que en muchos casos en lugar de generar riqueza, se deprecian y de forma acelerada.
Esto refleja que muchos costarricenses carecen de conocimientos básicos en temas financieros y de persistir este comportamiento en el consumo; dentro de pocos años la situación económica de muchas personas podría empeorar.
Por lo anterior, es esencial que en nuestro sistema educativo y especialmente lo que respecta a la educación primaria y secundaria, se hagan todos los esfuerzos para generar mayores capacidades en temas relacionados con finanzas y economía y de esa manera, tener una población futura mucho más educada y responsable con el gasto.
(*) Investigador Asociado CINPE-UNA.