Población tica da un giro
Jessica Flores A. / CAMPUS
jflores@una.ac.cr
La población costarricense cambia poco a poco. Las familias se reducen en número en comparación con nuestros antepasados. La señal más clara es la cantidad de niños matriculados en las escuelas este año, de acuerdo con estadísticas del Ministerio de Educación.
Ante esta realidad, y de mantenerse la tendencia a la disminución de la natalidad, el país debe plantearse una serie de cuestionamientos para estar preparado y no encontrarse con la sorpresa de ver transformada su sociedad en un futuro no muy lejano.
Y es que el cambio se viene presentado de forma sostenida. Según Christian Gómez, investigador de la Asociación Demográfica Costarricense, antes de los años setenta, la natalidad era de casi siete hijos por mujer; hoy día se ha pasado a menos de dos.
¿A qué se debe el cambio?
Muchos factores explican por qué los hogares cada vez tienen menos miembros. Gómez puntualiza que antes la edad de la primera gestación era entre los 15 y 19 años. Actualmente se da entre los 20-24 años y se proyecta dentro de ocho años entre los 25-29 años, según datos del Centro Centroamericano de Población. Al postergar el inicio de la primera maternidad, disminuye el periodo reproductivo y, consecuentemente, el número de nacimientos.
Dos hechos importantes marcaron bruscas disminuciones en los años 2002 y 2010, cuando la tasa de natalidad bajó alrededor de un 5%. Henry Mora, economista de la Universidad Nacional (UNA), indica que, en el caso de 2002, la baja puede deberse a la gran incertidumbre mundial que se creó tras el atentado del 11 de setiembre de 2001 en las torres gemelas en Nueva York; y las implicaciones en la economía y la estabilidad política mundial. Ese mismo año sucede, en opinión de los expertos, otro hecho significativo en el país: la aprobación de la Ley de Paternidad Responsable, que simplificó el cumplimiento de las responsabilidades de padres desconocidos y evitó más embarazos no deseados.
En Costa Rica, la tasa de natalidad de reemplazo (la que a largo plazo permite que la población se mantenga estable) es de 2,1 hijos por mujer en edad fértil; sin embargo, en 2010, el índice fue de 1,82. En este caso Mora cree que se debió a la inseguridad creada por la crisis económica, que afectó a los sectores más pobres de la población, quienes procrean más hijos; sin embargo, esos embarazos puede que se hayan postergado, por lo que hay que observar el comportamiento en años siguientes. De todos modos, el economista reconoce que la tendencia a largo plazo es clara: una paulatina disminución.
Retos, desafíos y políticas hoy y mañana
Hay oportunidades que se deben aprovechar, indica Christian Gómez, como el “bono demográfico” que vivimos actualmente, que puede mejorar mucho el acceso y la calidad en la educación y en la salud. El bono es la relación que existe entre la cantidad de personas que nacen en una familia y su capacidad de distribuir mejor los recursos entre sus miembros.
Leonardo Garnier, ministro de Educación, indica que, en efecto, las tendencias demográficas muestran que el número de niños, niñas y adolescentes se va reduciendo hasta alcanzar un nuevo nivel de equilibrio. Esto significa que, sobre todo en primaria, se tiene la oportunidad de ir reduciendo gradualmente el tamaño de los grupos y brindar una atención más personalizada.
José Carlos Chinchilla, sociólogo de la UNA, declara que la pirámide poblacional empieza a tener un carácter más de rombo, ya que la base, donde están los recién nacidos e infantes, se ha hecho más angosta; el soporte mayor se encuentra en el centro, incrementándose en la población adulta mayor, lo cual conlleva una serie de problemas (Ver recuadro).
La población se está envejeciendo, añade Mora, y ello implica desafíos que hay que prevenir, tanto en el campo económico como en el demográfico y social. En el económico, se dará una mayor presión en los fondos de jubilación y, simultáneamente, habrá una cantidad menor de personas en edad laboral, por lo que habrá menos gente cotizando, haciéndose más exigente la productividad laboral y el manejo financiero de los fondos de jubilación.
Para el economista, deben contemplarse programas de reeducación para las personas adultas mayores sobre nuevas tecnologías y aprendizaje de idiomas extranjeros, porque de lo contrario va a haber un desplazamiento de la juventud. Es necesario hacer un buen uso de la experiencia y otros valores, por lo que son necesarias políticas en ese sentido.
Asimismo, el Estado debe asumir cargas importantes como las pensiones no contributivas y las redes de cuido a nivel hospitalario y de atención especial que esta población requiere. Mora reconoce que el Proyecto de Red de Cuido es una excelente idea, pero aún está en el papel, ya que se ha operado con poca fuerza; son necesarios, por ejemplo, esfuerzos en temas de entretenimiento y educación, ya que personas de hasta 80 años son lúcidas y pueden ser muy productivas, pero sin programas de capacitación no es posible.
¿Más nacimientos?
No obstante, según Gómez esto no es suficiente, ya que países que han iniciado este proceso en el mantenimiento de una constante en la tasa de natalidad no la han revertido; es decir, a pesar de las políticas de incentivo, el cambio no ha resultado significativo.
El Centro Centroamericano de Población indica que la tasa máxima de natalidad que Costa Rica puede alcanzar es de 2,4 y el mínimo de 1,8. Con estos datos, y comparando con la experiencia de otras naciones, se debe mirar hacia dónde nos enrumbamos y plantear cambios, tanto en la forma de pensar como en la infraestructura y las políticas globales.