De Tahrir a Río: Un siglo con diseño juvenil
Zaida Fonseca Herrera (*)La grave crisis económica provocó un alarmante crecimiento de la pobreza, un deterioro en las condiciones de vida de la clase media y una concentración indeseable de la riqueza en un porcentaje reducido de la población mundial.
Esta perversa desigualdad e inequidad en la distribución de la ganancia producida colectivamente, unida a la corrupción de las clases dirigentes, la falta de transparencia, la escasez de oportunidades educativas, de salud, de empleo, de alimentación, entre otras, ha generado la presencia juvenil masiva en diversos escenarios de la geografía mundial.
Probablemente, la falta de expectativas de una vida decente para la juventud fue el detonante mayor que impulsó a la acción. Miles de jóvenes reclamando apertura política, derechos económicos y sociales sobresalen, entre las multitudes generacionales, desde las pantallas de los medios de difusión, escritos, televisivos e internet.
En Túnez, la “Revolución de los Jazmines” contra el gobierno autocrático de Zine El Abidine Ben Ali fue el inicio. Después de un periodo de marcada agitación, el 17 de diciembre de 2010, Mohamed Bouazizide, un joven de 26 años, se suicidó debido a sus problemas económicos y a la falta de apoyo legal. Este hecho desató una ola de manifestaciones que se extendió desde las periferias de Túnez hasta su misma capital y terminó por derrocar al gobierno de Ben Ali. Se iniciaba la Primavera Árabe.
En enero de 2011, en la Plaza Tahrir (de la liberación) en Egipto, se concentraron durante varios días los manifestantes hasta que lograron poner fin al gobierno de Hosni Mubarak y el 3 de julio de 2013 las manifestaciones obligaron a renunciar a su sucesor, Mohamed Morsi, a quien acusaron de anti-demócrata.
En Libia las manifestaciones contra el régimen de Muammar al-Gaddafi se iniciaron en enero de 2011 y terminaron con el derrocamiento del dictador y su ajusticiamiento, en octubre del mismo año.
En Siria el conflicto inició en el año 2011, con protestas contra del gobierno y el presidente Bashar al-Assad, las cuales se fueron intensificando a lo largo del mismo año. El saldo del conflicto es, de momento, de 100 mil muertos, ciudades y patrimonio histórico-cultural de la humanidad destruido y es catalogado como la guerra más grande de la última década, la crisis humanitaria más brutal del S XXI (http://es.wikipedia.org/wiki/Primavera_%C3%A1rabe 21 julio 2013).
La mayoría de los integrantes de estas revoluciones fueron jóvenes, de allí que en Egipto se le haya denominado como la “revolución de los jóvenes”.
En Europa se llaman Indignados, con prevalencia en España, donde acuñaron el término 15-M por ser el 15 de mayo la fecha del inicio de las manifestaciones en la Puerta del Sol en Madrid, las cuales se extendieron rápidamente a otras ciudades como Barcelona.
En Grecia se han sublevado contra las medidas de austeridad impuestas por la Comunidad Europea y frente a la pobreza, el desempleo, la miseria; han reaccionado bajo el lema “si quieres soñar… despierta”
Por igual razón el “Blocco Studentesco” en Roma, Turín, Milán y Brescia se manifestaron en el 2012.
En Londres, Glasgow (Escocia), Belfast (Irlanda) con un solo lema “no a los recortes” y repitiendo “la austeridad es un fracaso”, salieron a las calles.
En Estados Unidos el movimiento se denominó Occupy. En el 2011, tomaron el Bajo Manhattan y pronto se extendieron por 52 ciudades como Boston, San Francisco y Los Ángeles. A este movimiento se le denominó el “Otoño estadounidense” (https://es.wikipedia.org/wiki/Occupy_Wall_Street.21-o7-13).
En América Latina, los jóvenes se manifiestan contra la corrupción, el desencanto con la clase política dominante, por la falta de garantía para ejercer plenamente derechos y libertades y en demanda por mejores servicios públicos.
En Costa Rica adoptaron el término “indignados” y convocaron a manifestarse contra la corrupción y el costo de la vida en el 2012.
En Chile, desde el 2006, se les llamó la Revolución de los Pingüinos por los colores de sus uniformes. Actualmente, siguen exigiendo educación pública, en un país donde el 70% de la educación es privada.
En México el movimiento estudiantil “Yo soy 132” evidenció la tensión entre los jóvenes y los políticos de cara a las elecciones del 2012 (http://www.yosoy132media.org/ 21 -07-2013).
En Brasil, las manifestaciones juveniles, de trabajadores y de la ciudadanía en contra del aumento de los precios en el transporte, de los gastos para alojar el torneo de fútbol “Copa Confederaciones”, que se realizaba en esos días de junio 2013, del campeonato Mundial de Fútbol en el 2014 y de los juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en 2016, obligaron al gobierno a anular el aumento.
Los jóvenes latinoamericanos, fundamentalmente los de la clase media, sienten que el progreso económico no se refleja en políticas sociales inclusivas, por lo que exigen que los gobiernos prioricen el gasto para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y de la juventud en particular.
Sin lugar a dudas la efervescencia juvenil se ha globalizado gracias a la interconexión que propicia la Web y el uso que los jóvenes hicieron de ella les ha permitido dejar una huella evidente como actores de los movimientos señalados y del cambio político-social que provocaron con su intervención.
Cuando en 1999 la ONU acordó declarar el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud fue solo el principio de su reconocimiento institucional como sujetos históricos y su visibilización como actores sociales.
Con los movimientos que reseñamos y otros más, los jóvenes posicionaron su actoría política en la historia del siglo XXI y en el diseño del mundo en que viven.
(*) Académica Centro de Estudios Generales-UNA