Homenaje a Julieta Pinto
“Julieta Pinto: homenaje a su vida y obra” fue el nombre de este acto que celebró la aportación vital de esta autora, con su ejemplo y la huella de sus pasos sensibles a las necesidades de las mayorías, especialmente del campesinado costarricense. También se ocupó de las mujeres que buscan un proyecto de vida propio, de las demandas de la educación pública y de los niños.
El dramaturgo y novelita costarricense Daniel Gallegos dice de ella: “Para mí, es imposible referirme a su obra sin hablarles de lo que es Julieta Pinto; de su valor, de su verdad, de su inquebrantable autenticidad, que es lo que le da esa gran dignidad y riqueza moral que caracteriza su obra; reflejo del inmenso amor que es capaz de dar a sus seres queridos y a la tierra en que nació. Tierra como patria y como patrimonio y sustento de los costarricenses.”
Entre su prolífica obra literaria destacan: Cuentos de la tierra (1963), Si se oyera el silencio (1967), La estación que sigue al verano (1969), A la vuelta de la esquina (1975), El sermón de lo cotidiano (1977), David (1977), El eco de los pasos (1978), Los marginados (1984) y El despertar de Lázaro (1995).
En su reseña sobre El despertar de Lázaro, Selena Millares, reconocida crítica literaria española, subraya que con ella ocurre un giro temático de la autora hacia preocupaciones de índole filosófica y religiosa, aunque no se olvida de sus temáticas anteriores: “poesía e historia sagrada son ingredientes primeros de esta novela breve, densa, esencial, que en clave alegórica incide en dos aspectos centrales: la problemática social y la obsesión por la muerte”. “Lázaro tras su resurrección se convierte en testigo especialmente crítico y desde el título se nos ofrece la doble consecuencia del despertar: a la vida y a la conciencia”, añade Millares.
Julieta Pinto es de las pocas escritoras y escritores citadinos que no renuncian a hablar del ámbito rural, caído en desgracia entre los autores a partir de los últimos años de la década del sesenta, cuando ilusoriamente creyeron que debían hacer un “rechazo al folclor” para afirmar su pertenencia a la modernidad literaria.
Para la Fundación INTERARTES, la celebración de este homenaje a la autora, con ocasión de sus noventa y dos años, ofrece a los costarricenses que aprecian su obra, la oportunidad para rendir el tributo merecido a la ofrenda cultural, social e intelectual que esta escritora nos ha legado.
Pinto también fue fundadora de la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Nacional (UNA), junto a un grupo de académicos, y contribuyó con el Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
Además de la Fundación INTERARTES, participaron en el homenaje a esta autora costarricense el grupo literario POIESIS, la Escuela de Filología de la Universidad de Costa Rica, la Asociación de Escritoras (ACE), el Museo Calderón Guardia y la Facultad de Filosofía y Letras de la UNA.