Cuando juega la falta de convicción
¿Qué factores incidieron, desde la psicología deportiva, para que el Club Sport Cartaginés no logrará romper la racha de 73 años de no campeonizar en el torneo del fútbol nacional?Johnny Núñez/CAMPUS
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“Hay instituciones campeonas y otras no. Cartago carece de eso y es porque los éxitos generan la autoeficacia y la convicción”, aseveró Pedro Ureña. |
Sin embargo, en el partido decisivo, frente al Club Sport Herediano, la historia sería otra. La ruleta rusa de los tiros desde el punto de penal se encargaría de alargar el septuagenario de no levantar una copa de campeón, específicamente en 1940.
¿Qué pasó en realidad?, ¿por qué el Cartaginés no dominó el partido final frente al Herediano?, ¿qué elemento desconcentró a sus jugadores?, ¿qué tanto pesan las famosas maldiciones? Estas y otras interrogantes se hicieron esa noche las huestes del Cartaginés.
Son varias las posibles causas que influyeron en la derrota del Club Sport Cartaginés en la final del torneo de verano de 2013: el manejo inapropiado de la presión interna y externa de cada jugador, así como del equipo y la afición, la carencia de autoeficacia y convicción, el peso de las creencias irracionales como la historia del muñeco y la maldición de un sacerdote. Además, la mentalidad de llegar a un partido a no querer perder, frente a un rival que sí llegó a ganar.
Pedro Ureña, psicólogo deportivo y director de la Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida de la Universidad Nacional (CIEMHCAVI-UNA), analizó estos aspectos psicológicos que pudieron influir en la derrota del equipo brumoso.
Presión interna y externa
Ureña comentó que un deporte de alto rendimiento, como el fútbol, tiene una serie de elementos que se potencian cuando llega a una final, pues se trata de un encuentro diferente. “En esas instancias se exacerban factores de tipo físico, técnico, táctico, psicológico y sociológico, especialmente porque no hay un más allá; solo quedan dos opciones: se es campeón o no y se cierra un período específico de competencia, esto genera en el jugador una gran presión que proviene de sí mismo y de toda una afición que desea ver a su equipo campeón”, explicó.
Según el especialista hay dos factores que influyen desde el punto de vista psicológico: la capacidad que tiene el equipo para manejar colectivamente la presión interna y externa y la capacidad individual que posee cada jugador para afrontar de manera adaptativa la presión, tanto interna como externa que experimenta. El manejo inapropiado de la presión interna, indicó, “afecta la capacidad física, técnica, psicológica y en general el rendimiento de los jugadores, así como la capacidad para trabajar de manera cohesionada y la comunicación interna del equipo”.
En cuanto a la afición, Ureña resaltó que no se puede tener control de esta, aunque pueden esperarse niveles distintos de madurez en ellas. “Una afición acostumbrada a tener un equipo ganador, ha sido expuesta con mayor reiteración a situaciones de final, por lo que podría esperarse de esta mayores recursos en términos de control emocional a la hora de llegar a estas instancias. Difícilmente podría esperarse esto de la afición brumosa”, resaltó.
Autoeficacia y convicción
Según el histórico deportivo de Cartago y Heredia, el equipo florense acusa dos finales recientes en las que ha sido campeón, mientras que los brumosos tienen más de 70 años de no ser campeones. “Hay instituciones cuyo historial las acredita como campeonas. Saprissa, Alajuela y Heredia son ese tipo de organizaciones deportivas exitosas que en cualquier momento pueden ganar; Cartago, por el contrario, carece de esa autoeficacia y convicción, recursos psicológicos que solo se alcanzan cuando se cosechan campeonatos”.
En ese sentido, el psicólogo deportivo añadió que en un club donde han prevalecido los fracasos no se puede esperar la consolidación de la confianza y seguridad, elementos esenciales para alcanzar el éxito deportivo. “El Cartago que observamos en la final, especialmente en el segundo juego, careció de convicción, autoeficacia y seguridad en ellos mismos, a pesar de que el entrenador Javier Delgado hizo un gran trabajo inspirando al equipo y llevándolo a “creer” que podría ser campeón. Delgado fue un buen líder, logró amalgamar un colectivo hasta llevarlo a la final; sin embargo, faltó la convicción y un mayor deseo de ser campeón”, detalló Ureña.
Ganar vs. no perder
Ureña agregó que en el campo de la motivación se dan dos tendencias básicas: hay equipos que quieren ganar y otros equipos que juegan, porque no quieren perder. De esos que llegan a la final, aquellos que tienen mayor deseo de ganar son los que tienen mayores probabilidades de éxito. Esta convicción se asocia con la toma de mayores riesgos a la hora de atacar y con una mayor disposición para ganar, convirtiéndose en una amenaza para los rivales. La actitud contraria, le da la posibilidad al adversario de convertirse en amenaza.
“Con base en esa tendencia motivacional se puede explicar en gran parte la dinámica que caracteriza el comportamiento táctico de los equipos en el terreno de juego. En el segundo partido, el Herediano mostró un mucho mayor deseo de ganar que Cartago. En la mayor parte de los tramos del juego, Herediano se convirtió en una amenaza permanente para el rival. A todas luces la convicción era una: ganar a toda costa, sin detenerse a pensar que se tenían dos goles en contra. Cartago, por el contrario, solo atinó a defenderse, a proteger lo cosechado en el primer juego”, argumentó Ureña.
Creencias irracionales
Sin lugar a dudas, uno de los componentes presentes en el inconsciente colectivo de la afición cartaginesa es el tema relacionado con el famoso muñeco, personaje vinculado a la mala suerte del equipo y factor explicativo de orden mágico realista ante los reiterados fracasos del club. Para Ureña, este personaje imaginario es tan solo una creencia irracional, pero podría afectar el rendimiento individual y colectivo del equipo. Lo que sí queda claro es que, para entender la cultura de un club como Cartago, es preciso identificar el perfil de creencias y valores prevalentes.
En ese sentido, el experto considera necesario elaborar campañas publicitarias para eliminar estas creencias, con el fin de reeducar a la afición. De hecho, “el buen resultado que obtuvo Cartago al convertirse en subcampeón, es una evidencia de que no hay tal muñeco enterrado, un ápice más de convicción y la historia hubiese sido otra”, acotó Ureña.