Etnomatemática: eje central de la recuperación de saberes matemáticos
Ana Patricia Vásquez Hernández (*)Quizás en muy pocas ocasiones o nunca, nos hemos cuestionado si Costa Rica cuenta con conocimientos matemáticos autóctonos. Quizás por la falta de información y la poca investigación, se ha considerado que la matemática es una disciplina foránea, con una historia ajena a nuestro territorio y que nuestro país es simplemente cuna de las matemáticas del mundo menos de la nuestra.
La etnomatemática nace como una nueva corriente del saber matemático, que permite estudios de carácter inter y multidisciplinarios, que vincula según Ubiratán D`Ambrosio (brasileño y padre de esta terminología) aspectos matemáticos, antropológicos e históricos de un grupo específico, tomando en cuenta a los miembros de la cultura que han experimentado la matemática. Esta describe procesos para contar, clasificar, ordenar, calcular, medir, organizar el espacio y el tiempo, estimar e inferir, entre otras. (D’ Ambrosio, U. (1990) Etnomatemática: Arte ou técnica de explicar e conhecer. Editorial Ática SA. Sáo Paulo, Brasil.)
Son escasas, en Costa Rica, las investigaciones etnomatemáticas que aportan a la educación matemática de los pueblos originarios, lo que implica rezagos respecto a muchos otros países de América Latina, donde se han implementado estrategias para rescatar y dar valor a la memoria histórica matemática.
Cambios importantes en Costa Rica como la Política Educativa promulgada en el año 2008, muestran una educación comprometida por el respeto a la diversidad cultural y étnica; la creación del Departamento de Educación Intercultural (MEP) y de la Dirección Regional de Educación SuLá en Talamanca, así como los nuevos programas de estudio de matemática (bajo un abordaje en resolución de problemas) permite reflexionar acerca de la etnomatemática y de su importancia. Lo anterior bajo la óptica de una educación matemática contextualizada e intercultural, en un ambiente de respeto por los conocimientos y metodologías de convivencias en estos territorios.
Desde una perspectiva más global se vislumbra el aporte que ofrecería la etnomatemática a los Objetivos de Desarrollo del Milenio 2015 para América Latina y el Caribe (UNESCO-CEPAL), donde se pretende alcanzar una educación que favorezca la comprensión entre naciones y grupos étnicos; así mismo, contribuiría al Convenio N.°169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes (OIT), el cual indica que la educación de los pueblos interesados debe abarcar su historia y sus conocimientos. (O.I.T. (2002).Convenio N0 169. Editorial O.I.T. Costa Rica)
Por lo anterior, se hace un llamado a reconocer el trabajo vinculante que implica un estudio etnomatemático, no solamente como una investigación interesante de observación participante y de investigación acción, sino como un medio para reconocer el pensamiento matemático de pueblos originarios, dar valor a sus conocimientos ancestrales, contextualizar y vincular contenidos del currículo escolar, fortalecer la propuesta del MEP y contar con una identidad matemática costarricense.
(*) Académica Campus Sarapiquí-UNA