2014: lecciones de un proceso electoral
Maribelle Quirós J./ CAMPUS |
El pueblo ya no come cuento. Es evidente que una buena parte de la población costarricense ha alcanzado la madurez política suficiente para no creer más en promesas sin sentido; la gente se informó lo suficiente y cuestionó lo necesario para ejercer un voto inteligente.
No al “bullying” político. La gente levantó la voz en contra de lo que yo llamo “bullying” o acoso político. Mal le hace a la democracia que unos pocos se sientan con la libertad de insultar y hasta agredir a una persona por su ideología o partido de preferencia. Debemos luchar por asegurar que cada persona vote en libertad, sin acosos de ningún tipo.
Encuestas: grandes perdedoras. La credibilidad es fundamental en la construcción de opinión pública y en esto las casas encuestadoras resultaron muy cuestionadas, tanto por la validez de los porcentajes arrojados como por los intereses de sus dueños. Hay que volver a los estudios de opinión objetivos, en los cuales las universidades públicas tienen mucho que aportar.
Transparencia, la ganadora. Hoy como nunca las y los votantes exigen transparencia, tanto de los partidos políticos como de quienes llenan las papeletas en su nombre. La gente exige que quienes aspiran a ocupar un puesto de elección popular den cuentas claras de su vida personal y profesional, para asegurarse que sean dignos representantes de la voluntad popular.
Hechos, no palabras. La población costarricense no quiere más banderas ni panfletos; exige planes de gobierno transparentes, realizables y que de una vez por todas comprendan acciones contundentes para mejorar la calidad de vida de las y los ticos, sin desigualdades ni privilegios de ningún tipo.
Muchas lecciones más nos dejó el 2 de febrero de 2014; ojalá se traduzcan en mejoras y fortalecimiento de la democracia de Costa Rica.