Escoger bien el gimnasio es vital
Johnny Núñez Z/CAMPUSjnunez@una.cr
El gimnasio del programa CEDERSA, en el Campus Benjamín Núñez de la UNA, cuenta con personal debidamente calificado para la realización de los programas de ejercicio. |
Juan Carlos Gutiérrez, coordinador del Centro de Desarrollo y Rehabilitación de la Salud de la Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de la Universidad Nacional (CEDERSA-UNA), comentó que desde el punto de vista de los instructores, lo primero que se debe tomar en cuenta es la preparación profesional de cada uno. En ese sentido, por normativa, los gimnasios tienen que contar con un instructor regente o director de programa y de ahí en adelante similares de planta encargados del trabajo específico con pesas, aeróbicos y de las clases grupales como yoga, pilates, spinning, entre otros.
Enfatizó que si bien aún no es factible la certificación de instructores por parte del Instituto Costarricense del Deporte (ICODER), uno de los puntos importantes que se deben considerar al elegir un gimnasio es que el director del programa sea una persona que al menos cuente con un bachillerato en Ciencias del Movimiento Humano, específicamente en promoción de la salud física o educador físico.
“No deben ser fisioterapeutas, ellos no están profesionalmente preparados para enfrentar los retos que representa un centro de acondicionamiento físico, aunque el reglamento de habilitación de gimnasios lo permite, es una aberración legal. De igual forma, nada tiene que hacer un educador físico o promotor de salud en el campo de la fisioterapia”, recalcó Gutiérrez.
Cualidades
Una vez resuelto lo del director del programa, el siguiente aspecto por considerar es la selección del personal, el cual no necesariamente deben ser modelos 90-60-90 o tener grandes músculos, dado que el hecho de tener masa muscular no significa que sepa lo que está haciendo; más que la apariencia, es más representativo el desempeño profesional.
Para beneficio de los clientes, el manual de reglamento de habilitación de gimnasios obliga a que el centro de acondicionamiento tenga a la vista los títulos o acreditaciones del personal, iniciando por el director del programa y de ahí el resto de los instructores. “El hecho de contar con un profesional detrás de su trabajo implica que tendrá mayor posibilidad de éxito que sino lo tiene”.
Gutiérrez explicó que en primer lugar se evalúa en qué condición se encuentra la persona desde el punto de vista físico, con lo que se determina cuáles son las capacidades que tiene para poder ejecutar ejercicio físico. Una vez realizada esta evaluación, el gimnasio debe facilitar un programa de ejercicios personalizado que en algunos casos es del tipo introductorio, para generar acondicionamiento del cuerpo mediante una rutina de ejercicios suave pero efectiva. Las evaluaciones se deben realizar constantemente, en intervalos de uno a dos meses según sea necesario.
Asimismo, el gimnasio debe contar con servicios sanitarios, duchas, dispensadores de agua, piso apropiado para las lecciones de aeróbicos u otras actividades grupales, así como con equipos biomecánicos en perfecto estado.