Oración de cinco continentes
Gerardo Zamora B./CAMPUSgzamorab@una.cr
En cuestión de meses, ha recorrido el orbe porque sus traducciones ya alcanzan los catorce idiomas además del español: alemán, francés, griego, holandés, húngaro, inglés, italiano, japonés, mandarín, noruego, portugués, rumano y alsaciano.
Su mensaje universal ha permitido que el poema haya cruzado los cinco continentes: “representa el sentir del mundo contemporáneo, la protección de los ecosistemas, el amor al planeta, el efecto de una voz humana que se planta frente a la naturaleza, su razón de ser”, asegura el autor de Oración Verde.
Para este ensayista y profesor universitario, la precisión y claridad del lenguaje utilizado en el poema ha permitido que el lector lo asuma inmediatamente. Su similitud a la oración del Padre Nuestro termina por atrapar la atención de quienes lo leen:
“Madre verde que estás con nosotros,
danos tu luz y tu sombra;
danos, madre, tu voz y tu silencio,
la danza y la quietud,
los abrazos del bosque,
el esplendor del mar y de la aurora.
Ven agua madre, ven; deja tus ríos
correr o remansarse,
la tempestad clamar;
que la gracia del tiempo entre las olas
como un ave nos cante en la alborada”, reza el poema.
Oración Verde está por cumplir el año de edad. Su autor, Carlos Francisco Monge, recuerda claramente el día que nació. Fue en el marco de la celebración del Día Internacional de la Madre Tierra. Allí mismo, en la Facultad de Filosofía y Letras, su segundo hogar desde hace 40 años, un buen amigo le solicitó que escribiera para esa fecha especial. Ese día haría una excepción a su acostumbrado estilo: “en mi caso la poesía la ejerzo de una manera más natural, como cuando uno respira, no porque a uno se lo pidan”, recalcó Carlos Francisco.
Su vocación, esa misma que descubrió siendo un niño, es hoy la responsable de su prolífica obra. Este laureado escritor y filólogo, miembro de la Academia Costarricense de la Lengua, no descarta que algunos de sus poemas puedan ser pronto recopilados en un solo libro.
Por ahora, mira con cariño a uno de sus hijos menores, Oración Verde, en cuyos versos nos invita a meditar:
“¿Dónde si no en tu corazón en llamas,
madre fuego, nacieron tus arrullos,
el talismán dorado del ocaso
que es siempre amanecer;
la música estelar,
el bosque iluminado de palabras?
Danos, madre, tu suelo, ese ángel tibio
que nos besa y nos besa;
tus arenas, tus piedras, el polvo enamorado
que nos persigue como un duende loco”.