Costarricenses reinventan su religión
Estudio revela hábitos del costarricense y posiciones frente a temas como diversidad sexual, aborto y estado laico.Gerardo Zamora B. / CAMPUS
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La identidad religiosa de los costarricenses está en movimiento, ya de entrada lo advierte su trabajo “Cambios en las creencias religiosas en Costa Rica”. En sus primeras páginas, Fuentes indica que no hay una pérdida de las creencias religiosas, sino una reelaboración personal de ellas, en donde, a menor práctica religiosa, mayor reelaboración de la creencia. Este fenómeno modifica la identidad religiosa, hasta ahora, de nombre, heredada, como si se tratara de otro apellido y caracterizada por el abandono de los rituales, añade la publicación.
Para Fuentes, uno de sus logros más importantes consistió en caracterizar a algunas poblaciones. Encontró que el 69% de los costarricenses profesan el catolicismo, y casi una tercera parte del país se declara católica no practicante, había que conocer las entrañas de este segmento: “sus decisiones en materia de creencia se vuelven más selectivas, pasando de una fe que engloba todos los aspectos de la vida, al consumo de solo algunos fragmentos del discurso religioso y a la confrontación de algunos postulados doctrinales”, apunta Fuentes. Adicionalmente, construyen una relación con un Dios “común”, doméstico y moldeable a las circunstancias de la vida, al alcance de cualquier persona, más íntimo. El análisis agrega que los católicos no practicantes, en su mayoría solteros (40,7%) y jóvenes (el 36,4% de la población entre 18 y 35 años), juegan un doble discurso, donde la apariencia de lo que se hace –cumplir con un sacramento, por ejemplo– cobra mayor importancia que el contenido doctrinal del rito.
Diversidad sexual, aborto y estado laico
Una de las realidades más críticas, evidenciadas por la investigación de Fuentes Belgrave, tiene que ver con la suerte de los homosexuales, bisexuales, transexuales, transgénero o intersexo, que han sido criados dentro del catolicismo. Concluye que estas personas se vuelven, por defecto, no practicantes, ante la ausencia de un ritual que les permita integrarse a la comunidad religiosa sin sufrir discriminación. Terminan por reelaborar sus creencias, prácticas y optan por una espiritualidad propia.
Al respecto, las opiniones de los costarricenses son divididas: “el 36,5% opina que las Iglesias deben aconsejar y apoyar a esas personas para que dejen el homosexualismo, un 34% piensa que las Iglesias deben educar a las personas creyentes sobre la diversidad sexual, y un 28,2% cree que las Iglesias no deben involucrarse en la vida sexual de las personas”, puntualiza Fuentes.
Y si se trata de temas controversiales, el estudio advierte que casi la mitad de los costarricenses está de acuerdo con el aborto, cuando la salud física y mental de la mujer se encuentra en peligro, cuando esta puede morir al parir, o cuando el feto morirá al nacer. Además, uno de cada tres costarricenses aprueba el aborto en el caso de que una menor de edad haya ha sido violada.
Esta no es la única polémica que aborda el trabajo de Fuentes; el Estado laico o secular abre otra discusión: el 45,5% de los costarricenses opinan que se debe eliminar todo vínculo entre religión y política. Al respecto, Fuentes advierte que “existe una incapacidad de superar la dicotomía Estado confesional/Estado ateo que los dirigentes de las Iglesias católica y evangélicas han promovido, de tal forma que el Estado laico no ha podido ser comprendido en su justa dimensión, que comprende su neutralidad e independencia de lo político y de las instituciones públicas en relación con las normas religiosas, la libertad de conciencia y de religión, y la igualdad de los individuos con convicciones distintas”.
Oración, familia y mujer
La familia sigue siendo el transmisor religioso por excelencia, y la mujer, la piedra angular que sostiene las instituciones religiosas tanto en el plano simbólico como en el material, evidencia el estudio. “Para un 72,8% de la población, en su mayoría católicos, sus abuelos y padres fueron quienes les inculcaron la fe desde niños, mientras que un 15,8%, en su mayoría cristianos evangélicos, experimentaron una conversión que les diferencia hoy de sus familias”, recalca Fuentes Belgrave. Al mismo tiempo, las mujeres tienen más prácticas religiosas, son mayoría profesando una fe (el 49,5% de las mujeres costarricenses son católicas practicantes, solo el 33,7% de los hombres lo son), y sus posiciones tienden a ser más conservadoras en cuanto política, moral y sexualidad, que las de los hombres; igualmente, acusan una mayor influencia de sus respectivos dirigentes religiosos, indica la investigación.
Hablando de espacios tradicionales, la oración es la única práctica que ocupa todavía un lugar de privilegio: un 85,3% de la población lo hace. Sin embargo, esta y otras prácticas se inscriben cada vez con más fuerza en una intimidad que ocurre en el tiempo y lugar del que cada creyente dispone, revela el estudio.
Cuidadosa metodología
El estudio se basa en entrevistas a grupos focales, realizadas del 1 de junio al 31 de julio del 2013, donde participaron 47 personas, pertenecientes a los estratos sin religión, católico no practicante, católico practicante regular, evangélico-protestante y otra religión u otras creencias. También se aplicó una encuesta telefónica a 400 personas, mayores de 18 años, del 16 al 31 de octubre del 2013. Esta tiene un nivel de confianza del 95% con un margen de error de ± 4,9% y su nivel de representatividad es aplicable a la población con teléfono residencial, calculada en 766.296 personas, según la Encuesta Nacional de Hogares 2012. |