Sembrando esperanzas
Gerardo Zamora B. / CAMPUSgzamorab@una.cr
Del aula a la montaña. Académicos, investigadores y estudiantes del Campus Sarapiquí son los protagonistas del proyecto. Periódicamente capacitan a los indígenas en temas forestales y turísticos. |
La propuesta tiene varios años y se implementa en alianza con el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC). La meta es que el indígena aprenda nuevas formas de proteger su entorno y de paso desarrolle proyectos turísticos propios: “se trata de fortalecer el agroecoturismo, impactando la calidad de vida de su gente. Hay empoderamiento de las familias, cuando se identifican sus necesidades, y se les acompaña para que logren salir adelante con sus negocios”, asegura Sergio Alavez, investigador del Campus Sarapiquí.
Es una aventura donde los ganadores se cuentan por cientos: gana el estudiante que entra en contacto con su antepasado, gana el indígena que asimila un conocimiento para cuidar el planeta y recibir al turista. “Aquí tenemos problemas con talas, secas de ríos, queremos conservar, y así atraer más turistas”, sostiene Narata Mayorga, indígena bribri. “Gracias a la Universidad, aprendemos técnicas orgánicas, para evitar el monocultivo, y los agroquímicos que tanto daño hacen. Así cuidamos más la montaña, y el turista podrá disfrutar más”, agrega Heriberto Páez, indígena cabécar.
El Proyecto de extensión agroturístico ambiental es sin duda una semilla urgente en una tierra como Talamanca, históricamente relegada. Los últimos estudios lo siguen ubicando como uno de los cantones más desfavorecidos. Particularmente en el tema de desarrollo humano, que toma en cuenta los componentes de salud, educación e ingresos; el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lo colocó en el año 2011 en el penúltimo puesto, entre 81 cantones, solo por encima de Alajuelita.