Perspectivas de un graduado forestal
Reflexiones en el marco de la conmemoración de los 40 años de la Escuela de Ciencias Ambientales UNAÁlvaro A. Bolaños Álvarez
En los últimos días del pasado mes de mayo, celebramos los 40 años de creación de la Escuela de Ciencias Ambientales, ente docente, de investigación y extensión, que desde su inicio se convirtió en un ícono de la educación ambiental, no solo en Costa Rica sino también en América Latina.
Corrían los años 70 y empezaban a manifestarse cada vez con mayor fuerza los problemas ambientales del planeta, grupos de científicos y de académicos se reunían en diversas partes del mundo, para analizar y hacer proyecciones sobre la contaminación ambiental, así como sobre los efectos dramáticos que esta tendría para los seres vivos que habitaban el mundo en ese momento y los que lo harían en las décadas siguientes.
En nuestro país surgían igualmente los primeros interesados en el tema, que encontraban en la naciente Universidad Nacional un campo propicio, para iniciar la preparación de aquellos que deberían enfrentar la crisis ambiental. Los profesionales nacionales obtuvieron el apoyo de sus similares de otros países sudamericanos y norteamericanos, naciendo así la escuela que de inmediato empezó a matricular a quienes seríamos sus primeros estudiantes.
Iniciamos convencidos de que contribuiríamos a recuperar el ambiente para la humanidad, pero la vida tenía otros planes para nosotros y, de repente, estábamos inmersos en una nueva faceta de estudio en la cual en ningún momento habíamos pensado, ni aún en nuestros más alocados sueños de juventud.
La universidad había llegado a la conclusión de que un generalista ambiental no era viable en esos momentos tempranos del quehacer universitario, de mediados de la década de los años 70, por lo que se había tomado la decisión de orientar la carrera hacia un aspecto específico, cual era las ciencias forestales. La meta inicial no sería retomada sino hasta varios años después en la década de los 80.
Esa decisión era difícil y compleja de entender para quienes apenas empezábamos a caminar en búsqueda de nuestro futuro profesional, pero en aquel momento la aceptamos con valor y decisión, de lo cual nunca nos arrepentiríamos durante nuestra vida de estudiantes, de profesionales en ejercicio y ya en muchos casos como pensionados o en camino de serlo en poco tiempo.
Hoy treinta y seis generaciones y más de 400 graduados después, la carrera forestal sigue siendo un baluarte en la educación ambiental costarricense y de otras latitudes de nuestro continente, encontrándose los profesionales presentes en numerosas entidades públicas, empresas privadas y entidades consultoras nacionales e internacionales.
Jubilado Universidad Nacional
Graduados UNA
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