Maikol…
Un tontillo inevitable
Gabriel González para CAMPUSgabriel.gonzalez.vega@una.cr
Fuimos testigos de un tsunami aborrecido por muchos pese o gracias a que arrasó la taquilla, Maikol Yordan de viaje perdido (título ingenioso, por demás). Esta serie marca La media docena es un discutible espejo de nuestra “Suiza centroamericana”, la que aún se pasea en ese marejada de masas que también encumbra al soft porn del rastrero Combate (la mercancía urbi et orbi –cosas, digo, niños: hay que idiotizarse, es cool, y todos nos darán likes–) y la tortura colectiva de toros y pobres diablos (para eso está la Caja).
No niego que, bien dispuesto, disfruté -–a medias eso sí– ese humor blando, aunque el producto fílmico no resiste el análisis. El modosito recuento de chistes, buenos y malos, sorprendió el consabido dominio de Hollywood que ahora contraataca con el usual banquete de los Óscar.
Encuentros postergados:
Elsa y Fred
Flotando discretamente en medio de ese oleaje de Tiquicia, un remake de una popular comedia romántica argentino/española de M. Carnevale, luego adaptada al teatro y a la TV, nos recordó que nunca es tarde para los afectos y el erotismo. La original tiene como leitmotiv la canción Hoy puede ser un gran día de Serrat y se engalana con la interpretación de la legendaria China Zorrilla.
Shirley Mclaine, como ella misma aclara, nunca fue símbolo sexual, mas sí actriz de carácter con una simpatía arrolladora, que ha cruzado las décadas y las artes con aplomo y encanto, de Irma la dulce a Madame Souzastka, siempre con La fuerza del cariño.
Christopher Plummer es un carismático y versátil actor shakesperiano al que el Óscar también le llegó tarde. Su reciente papel como el viudo que se reconoce gay en Los principiantes es un dechado de aciertos. Ahora, lo que descubre, viejo amargado y solitario, es a una atolondrada vecina de ímpetu adolescente que lo arrastra con su entusiasmo desordenado (como si quisiera darle la vuelta al mundo en 80 horas y no en 80 días).
En la construcción de conocimiento con mis estudiantes, insisto en que una de las discriminaciones más odiosas y menos reconocidas es la de los mayores, que aquí hacen ovbia hija y yerno mal amansados.
Lástima que el director Michael Radford, autor de notables adaptaciones como 1984 y El mercader de Venecia, dramas sombríos, carece de la gracia para superar esquemas y darle cuerpo a este relato que tampoco es la usual cursilería banal.
Sin embargo, pese a la empatía de los protagonistas (además, del veterano George Segal, y el novato Jared Gilman, de la genial Moonrise Kindom), lo que no me tragué fue la mitomanía de ella, vista con una ligereza deplorable (pese al optimista giro final). Concibo a la mentira como eje del mal, base de la locura, y no puedo pasarla por alto como mera picardía. Pero, bueno, se disfruta y recomienda el filme, y eso sí, qué dicha: reivindica a un sector satanizado por el predominio de las apariencias en este reino de la mercancía.
Noche Express El viernes 6 de marzo, a partir de las 8:00 p. m., en la casona bohemia de Amón Solar/El sótano, con un programa interdisciplinario de video, música, teatro, danza, cine, jam corporal, fotografía, gastronomía y más, haremos un preestreno especial del cortometraje Express, videoarte experimental satírico sobre la enajenación, la corrupción y la comunicación. Realizado por creadores de la UNA y la UCR, como Esteban Richmond, Paola Jinesta y Jasmín Selva, con el suscrito Gabriel González como asesor y con las actuaciones de Natalia Durán, Gerardo Selva y Diego Rojas. |