El capital, de Costa Gavras
El rostro de la codicia
Gabriel González-Vega (*)gabriel.gonzalez.vega@una.cr
Recién hicimos un provechoso cineforo sobre esta sagaz disección de la mafia bancaria en la Corte Suprema de Justicia, empeño educativo que impulsa el magistrado José Manuel Arroyo, compañero en el estudio del derecho años ha.
Durante décadas, el testimonio del cine ha sido mi canal preferido para indagar en la condición humana y su entorno. Miles de ventanas, cuyos formatos cambian constantemente gracias a la tecnología. Ya no dependemos de las salas –aunque la pantalla de plata siga siendo favorita–, ni hay que hurgar en las bodegas de las distribuidoras para rescatar joyas como hacíamos en los 70 con Cine Diálogo. Ahora basta con acceder a la red para disfrutar del 7.º arte.
Por eso, el crítico de cine puede recomendar no solo un elusivo estreno en cartelera (donde priva el absurdo de ofrecer Los Vengadores en 53 salas y Leviatán en 1), sino en Internet.
Costa Gavras, que escuché cautivado en Versalles y en Viña del Mar, significa mucho para este cronista. Su lapidaria Z nos despertó una conciencia política irrenunciable, con su denuncia de la dictadura militar griega, tan necesaria para entender la crisis actual de esa cuna civilizatoria. Con La confesión que reveló el horror estalinista supimos, aún adolescentes, que era uno de los nuestros, de los pocos sin dueño, de los fieles a sus valores; un verdadero humanista. Estado de sitio emplazó las dictaduras de seguridad nacional, con el imperialismo estadounidense en su apogeo. Y la demencia autoritaria, con soldados acribillando un caballo desbocado en las alamedas de Santiago que Allende soñó para el hombre nuevo, reveló el paroxismo necrófilo de la dictadura de Pinochet.
El confllicto judío palestino (Hanna K), el colaboracionismo francés (Sección especial), la simpatía nazi del Vaticano de Pío XII (Amen), el oportunismo de la prensa (Mad City), la migración del sur como la suya propia, exilado político en París (Edén al oeste)…, Constantino no cesa de pensar y denunciar, con un modesto optimismo que reivindica al individuo que no se rinde en este asfixiante (Un) mundo feliz, en esta injusta Granja animal. ¡Búsquenlo!
Viene un festival estupendo
En agosto publicaré –viajo como invitado– un artículo sobre el magnífico 39 Festival Internacional de Cine LGBT de San Francisco, California que se inaugura el 18 de junio, con la maravillosa A escondidas, de Mikel Rueda, sobre una amistad cercada por la xenofobia y la homofobia en el sur de España, la que ya admiré en el 30 Festival Internacional de Cine en Guadalajara.
*Académico de Estudios Generales