Proceso de paz colombiano en entredicho
Silvia Monturiol F. /CAMPUSsmonturi@una.cr
Invitado por la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA), Torrijos impartió una conferencia en el auditorio Clodomiro Picado, el pasado 22 de abril, donde aseguró que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), son una guerrilla fortalecida militar, económica e internacionalmente por las redes de que dispone en el vecindario, lo que se traduce en un constante uso de la fuerza, ya sea directa, como en el caso del reciente atentado con saldo de 11 militares del gobierno colombiano muertos, o indirecta, mediante la intimidación a la población civil, movilizándola forzosamente y extorsionándola.
El analista Vicente Torrijos considera que la población colombiana percibe con claridad cuando una organización armada ilegal está tendiendo trampas en un proceso de negociación. |
Torrijos considera que el mandatario colombiano José Manuel Santos ha cedido demasiado ante las FARC en su afán de ser identificado en la historia como el presidente que logró un acuerdo definitivo para superar el conflicto por medio de la negociación. No obstante, las FARC han manipulado el diálogo, evadiendo aquellos temas que se refieren a los cuatro grandes principios que deben orientar toda negociación: verdad, justicia, reparación y no repetición.
Y es que -según Torrijos- el eje de todo el problema está en que las FARC se niegan a reparar a las víctimas, a pesar de los cuantiosos recursos económicos de que disponen. Tampoco hay un compromiso claro de la guerrilla en materia de justicia.“De acuerdo con las nuevas tendencias de la justicia universal, es necesario que se purguen las penas, que haya un contenido penal suficientemente ejemplarizante para que no se repita lo que ya se ha superado”, subrayó.
Ante este panorama, Torrijos estima que aún podría existir la posibilidad de la construcción de la paz en Colombia en la medida en que el presidente Santos “no siga cayendo en esas trampas”.
Para el experto en relaciones internacionales, es preciso que el mandatario colombiano defina reglas de juego claras especialmente en esos temas fundamentales, con el fin de que el diálogo no se base solo en los intereses de las FARC. De lo contrario, advirtió, se podría pervertir el proceso de paz, convirtiendo a la mesa de negociación en una herramienta que termine beneficiando a esta organización, que ha perjudicado al país con una guerra “prolongada, guerrillera y estéril” durante 50 años.